LIBROS ON LINE Salvador Navarro Zamorano M O N Ó L O G O DEL H O M B R E D I O SRecordando Nuestra Inmortalidad
Autor: D. Salvador Navarro Zamorano
Reg. Prop. Int. Z38608 INTRODUCCIÓN AL MONÓLOGO
Toda lectura necesita una preparación previa para asumir su contenido literario. En este caso, para comprender algunos pasajes de este Monólogo recomiendo leer antes la historia del mito egipcio de la trilogía Osiris – Isis – Horus. Después de hacerlo, imagino que el nivel de conocimiento será más adecuado para introducirnos en el mensaje de sus páginas. Osiris y el Creador se unificaron en el Antiguo Egipto como doble aspecto de una esencia única. Representó el esfuerzo continuo de una religión para alcanzar un monoteísmo latente en el trasfondo religioso de su tiempo. Un mito solar de la resurrección y la vida eterna, que luego se transfirió a los mitos agrícolas, dando lugar a la aparición de la pareja celestial: Isis – Osiris. En estos mitos de Vida, Muerte y Resurrección, hay una constante, como en otros panteones orientales que luego pasaron a los pueblos semitas y entraron en Europa con griegos y romanos.
Actualmente, las religiones cristianas tienen adoptada la sempiterna trinidad celestial, cambiando solamente los nombres de los protagonistas y respetando el contenido. Cuando salimos de casa hacia nuestro centro de trabajo, sentimos el brillo del Sol en los ojos, pero la luz no nos habla. Nos dice otra cosa en su lenguaje fenoménico, habla de un mundo cargado de sentido para el hombre consciente como integrante de un cosmos, es decir, de un universo lleno de cosas a percibir, de caminos a recorrer, de trabajos a cumplir, de obras que realizar. Y la luz habla, sobre todo, de un mundo en el que se nace y crece, se ama y se odia, se vive y se muere a cada instante. Sin este mundo no sería posible existir. La luz no solamente habla, ella es todo eso. Nosotros sólo podemos usar la misma palabra para decir tanto un fenómeno externo, la luz del Sol, como un fenómeno interno, la luz de la razón, porque la luz no está fuera de nosotros ni la razón exclusivamente dentro de nosotros. El hombre se realiza en la presencia. Presencia es una abertura que se cierra y, al cerrarse, se abre para la identidad y la diferencia en la medida que se conquista a sí mismo y asume su oficio de ser. Ser en el mundo no quiere decir que el hombre se encuentre en medio de la naturaleza, entre árboles, animales y otros hombres.
No es un acto ni una necesidad, sino que es una estructura de realización. Por su dinámica, el hombre está siempre superando los límites entre el dentro y el fuera. Por su integración, instala en sí la diferencia y la identidad del ser, cuando teóricamente se dice que el hombre no es una cosa dada, ni un engranaje, ni una máquina, ni una isla, ni un océano. La palabra es el paso obligatorio de todos los caminos del pensamiento.
Ninguna revolución es posible sin un lenguaje revolucionario. Y se hace resolviendo su radicalidad en todos los niveles de relaciones entre el ser y su realidad, entre la verdad y su devenir histórico. Una cosa es hablar sobre los dioses y sus relaciones y otra muy diferente hablar del ser y su sentido de verdad. Para esta última nos faltan frases y gramática. Pues todas las palabras y estructuras gramaticales callan ante el ser y su realidad para poder dejar hablar a los Señores de los Cielos y sus conexiones. La época de las técnicas, la edad de la ciencia y la era del consumo no favorecen el espíritu creador.
Sin un mínimo de respeto, sin el menor esfuerzo de naturalidad, todo se trasplanta a siglas publicitarias de bienes de servicio y objetos de mercado.
Así se monta un mundo parasitario, instalándose en un proceso de corrupción progresiva de los discursos y, en consecuencia, se deja vacía de contenido la vitalidad del acervo comunitario. En breve no habrá nada que decir. Todo se repite en el mensaje que los medios de comunicación de masa diseminan por todas partes. Está fracasando las tentativas de decir del genio y su escucha en la aventura del discurso; no se aprende a pensar desde el habla o desde el silencio, ni a esperar lo inesperado. Con todo este bagaje y desde la experiencia, este Monólogo se ha interpretado en clave de humor unas veces, de advertencia otras, de poesía alguna vez, pero siempre señalando, enseñando, mostrando, que todavía quedan caminos que recorrer y que las flechas que un día apuntaron al Infinito siguen su trayectoria sin descanso, saetas de luces que marcan rutas a todos aquellos que se atrevan mirar a los cielos que están sobre su cabeza y bajo sus pies. Todo está dicho. Todo está por decir. Salvador Navarro.
MONÓLOGO
DEL HOMBRE – DIOS
La respuesta de los dioses está en lo que sucede y atribuimos al azar, en los inesperados sucesos que devienen ante situaciones en las que no tomamos ninguna decisión, o en las que la decisión que efectuamos no convence por considerarla incorrecta. La idolatría y la lectura de textos sagrados es un modo de enterarnos de qué es lo que nos aconseja un dios o dioses en sus imágenes en respuesta a nuestra petición. Y los textos sagrados porque en sus frases hay siempre algún paralelismo con la situación que nos preocupa y sugerentes afirmaciones que tienen algo que ver con lo que nos sucede y lo que deberíamos hacer. Mediante estos métodos los dioses sugieren, pero nos dan libertad para que sea cada uno y por sí mismo, quien decida lo que debe hacer, cuando se produce en su mente la convicción. La convicción es una certidumbre que surge para el modo de tener que cumplir el deber, aconsejado por el dios al que se pide ayuda en el trance que nos encontramos. Toda seguridad puede y debe ser razonada con argumentos convincentes para vencer nuestras oposiciones irracionales que se niegan a abandonar su comodidad y cumplir con el deber que indica la autenticidad. Los dioses psíquicos de nuestros propios psiquismos están en todas partes, y la Voz silenciosa de su lenguaje también. En cierto modo, vivir es dejarse vivir, pues la vida viene ya hecha, y sólo es necesario aceptarla amorosamente con la actitud del guerrero que pertenece a un equipo omnipotente. No se mueve la hoja de un árbol sin la voluntad de los dioses que somos: reconocerlo y saberlo es extendernos por todos los cielos y todos los tiempos y aceptarnos a nosotros mismos en el incomprensible infinito y eterno misterio del cual formamos parte. La equivocación de los humanos es ponerse límites; pero nadie tiene más que los que se opone a sí mismo. Somos dioses en la medida que nunca nos pongamos límite ni final, pero reconociendo humildemente que lo infinito que hay en nosotros es invisible, incluso para nuestra inteligencia. El eco de la Voz silenciosa nos llega a través de las estructuras del azar, maravilla de perfección de la Inteligencia Divina con la que nos creamos en la evolución de infinitos Universos desde nuestro profundo misterio en el remoto futuro. Cada cual somos la sublime perfección de lo imperfecto. Nada y todo nos impide ser perfectos, para serlo sólo y siempre en un eterno acercamiento al límite. Parecemos humanos, pero no es cierto. Somos espíritus que habitan en almas humanas, pero no almas materiales. Nuestro misterio es la falta de memoria, el olvido de ser lo que somos y, a la vez, la consciencia de haberlo olvidado. Fuimos nosotros quienes producimos la amnesia para demostrarnos que somos auténticos. Puedo olvidar lo accesorio, pero nunca lo esencial. La esencia del Yo, es una sola y la misma. Dejaré de ser cualquier cosa, pero nunca dejaré de ser Yo. Aunque cambien los cielos y los mundos, Yo buscaré a mis iguales en el laberinto del Ser, pues ése es el destino de mi anhelo. ”Cualquiera sea la forma en que te ocultes, ¡oh, Amor!, eres Tú a quien estoy buscando desde la Eternidad y a quien seguiré buscando aunque nunca Te encuentre. Lo importante no es que te encuentre, sino que Yo te siga buscando eternamente. Porque Yo Soy mi búsqueda de ti. Escucho Tu Voz silenciosa y los susurros de Tu silencio. Me basta para seguirte la pista a través de los reinos. Bien sé que a Ti te ocurre lo mismo que a mí, pues Tú eres muchos, y Yo soy muchos, y nunca sabremos quién es quién exactamente o quiénes nos buscan o a quienes buscamos, creyendo que somos o que son el Amor. Éste es nuestro juego eterno”.
Cada situación es una pregunta que será contestada con otra similar. Y cada emplazamiento es una respuesta de una posición anterior. Enterarnos qué es lo que realmente estamos preguntando a los dioses en cada situación que vivimos, vendrá por sí sola como respuesta en cada momento que viviremos después, solamente comparando la posición anterior con la posterior. Lo cual significa que a los dioses no se les debe preguntar con palabras sino con hechos, y que Ellos responden de igual manera. Entender el lenguaje de los hechos es comprender el lenguaje de los dioses. Parece que a veces los dioses responden con el silencio, pero eso no ocurre nunca, pues hay rumores y murmullos de hechos que suceden en todo momento. Algo está pasando ahora mismo, aunque yo no lo sepa, como contestación a mis deseos situacionales, ya que la respuesta de los dioses se hace en el mundo. Luego, palabras y hechos, irán formando fraseshechos, haciéndose certezas claramente lógicas en el contexto a comparar entre sus partes como las piezas de un rompecabezas. El lenguaje de los dioses no es humano: somos nosotros los que debemos cambiar nuestra mente para hacer que capte y entienda su mensaje. Queriéndolo se consigue traducirlo y entenderlo más fácilmente. Lo importante no es, pues, hablar oralmente con los dioses sino escucharlos continuamente en la percepción sensorial de la consciencia e interpretar todos los eventos relacionándolos a la actividad soberana de su presencia. Nada ocurre de agradable o "bueno" o desagradable o "malo", sin la infinitamente compleja Voluntad de los dioses. El
deseo humano no es un acto directo sino un circuito que pasa por varias
estaciones hasta llegar a lo deseado. El querer Divino tampoco es
un acto directo sino una onda eterna e instantánea que pasa
por los Universos, La Voluntad de los dioses tiene en su mente el mapa infinito de la Eternidad, con sus vueltas y revueltas, subidas y bajadas, zonas de presión y zonas enrarecidas. En cualquier extremolímite hay un nuevo comienzo, y en cada bifurcación innumerables ramales; el veniraser es, por lo tanto, una opción siempre acertada y siempre equivocada, por lo que hay que acceder incesantemente al camino que lleva a todas partes y a ningún sitio, salvo sólo a nosotros mismos. Vivir es vivirse. El lenguaje de los dioses es un monólogo consigo mismo. En ese monólogo vamos conociendo lo inaudito, de lo que ya saben nuestros viejos espíritus y todo lo que les queda por saber a nuestros infantiles espíritus, que todavía están en su primera infancia, perpetuamente inicial e inmadura. Los
cuerpos envejecen, pero se renuevan y sustituyen unos a otros, vida
tras vida. Los espíritus son siempre los mismos en esas series
de cuerpos, pero sólo se permite recordar lo valioso e irrepetible
de cada vida, integrándolo en la memoria profunda. Pero en
el inconsciente genético de los cuerpos lo que se guarda es
lo repetible y apenas lo excepcional. Quienes nos odian nos hablan con sinceridad. Nos dicen lo que sienten que es mucho más sincero que decirnos lo que piensan , pues el odio es otra forma de Amor que une tanto como la amistad. Ser odiado siendo inocente es la mayor virtud que existe, el más Irresistible poder. Con el odio de los que nos rechazan nos dan los dioses a entender que nuestro rango moral, espiritual y personal, es el que corresponde a las altas entidades divinas que elevan la vil materia desde el abismo de la abyección a las cumbres de la omnipotencia, en las alas de la indiferencia a lo despreciable. La única condición que se nos impone es que el odio de los enemigos no tenga más verdad ni más justicia que su propio y envidioso veneno. Despreciarlo todo. Odiar a nada ni a nadie. Despreciar y admirar a la vez. Odiar nunca. Amar sólo se puede amar lo amable. Siempre hay algún valor en los seres susceptible de ser admirados, y ello nos libera de tener que amarlos si no son amorosos. Por nuestra parte, no debemos mostrarnos más amables de lo que realmente somos. No funcionaría. Sería una vulgar mentira envuelta en falsas e inútiles apariencias. Somos amorosos en la medida que amamos al Amor en sí mismo donde quiera tenga la voluntad de manifestarse. Amables cuando demostramos ser auténticos en nuestras simpatías y antipatías; empezamos por estimarnos a nosotros mismos e intentamos ser cada vez más simples de lo que parece somos, más dignos de ser amados, más injustamente odiado por quienes se niegan a ascender por el difícil y ascético camino de la evolución perfecta, infinita e interminable de la Vida y la consciencia. Somos amables en la medida que somos honestos e inteligentes en las cosas prácticas, sin permitirnos fallos ni decadencias. Con el odio de los contrarios los dioses nos advierten que nos queda todavía camino para ascender eternamente por la senda infinita. Pero también enseñan que la victoria y el poder son valores relativos, dependientes de la diferencia de altura psicomentales entre los odiados y sus adversarios. El lenguaje de los dioses es aristocrático, fomentador de altas gestas y hazañas, despreciativo de la vulgaridad y conducta plebeya. Es un lenguaje diferencial en el que no hay antinomias, sino una misma y única escala. El mal no es lo opuesto al bien sino lo menos bueno. Y el bien no es lo opuesto al mal sino lo menos malo. Hay siempre un término medio marcado con una raya roja, bajo la cual todo es mal y malo y sobre la cual todo es bien y bueno dinámicamente, sucesivamente, eternamente y absolutamente. Lo mejor es superior a lo bueno. Y ante lo mejor, lo bueno es malo. El problema que esto suscita es también diferencial, y debe admitir subconjuntos para no atomizarse en la totalidad de su escala. Lo bueno y el bien es un horizonte vertical. Lo malo y el mal es un inframundo oscuro y tenebroso que a lo más que puede aspirar es al descaro y al cinismo. Por esto, el mal y lo malo es democrático, oscuro, numerario y sin rostro, contrariamente al bien y a lo bueno, que son siempre individuales y modélicos. El subconjunto del bien y lo bueno está sobre la raya roja del término medio, que es lo indiferente. El subconjunto del mal y lo malo está bajo la raya roja del término medio, y es lo despreciable. El lenguaje de los dioses muestra un esquema cambiante, en ninguna de cuyas dimensiones se puede permanecer más de lo indispensable, para no ser superado por la línea roja siempre ascendente. A veces, el lenguaje de los dioses es tan intenso que no escuchamos las suaves palabras que nos dirigen. Cuando los dioses hablan, vibran todos los horizontes, y podemos creer que el mensaje sin ser terrenal es de humanos. El mundo no tiene más que un solo habitante: El YoNosotros. Lo demás es paisaje. El escenario está lleno de fantasmagorías en cháchara ruidosa, que coinciden únicamente en sus disonancias, variaciones de un mismo tema, como el rumor de de un escondido mar de tiniebla y olas de vacío. La voz del mundo no es su Voz, es el eco de la Nada. Nadie existe, sino solamente el Yo Nosotros, que somos el Yo Soy. Tres en Uno y Uno en Tres, infinitas veces. Nos miramos ante el espejo negro que no refleja más que a sí mismo en forma de sonriente inexistencia. Voz de dioses y Voz de la Nada, son todo el mensaje del Yo al YoNosotros de uno mismo en cada uno. Un poco menos y no habría en absoluto consciencia; un poco más y la consciencia estallaría en cien pedazos diversos de realidad cero. El perfecto equilibrio es el NosotrosYo mutuamente aceptado que a todos da existencia y realidad compartida. Lo que tengo te sobra; lo que tienes me basta. Encontrar oquedades y convexidades es el juego infinito de todos los seres, que son cada uno reflejado en los demás, sin ser completo ninguno. El lenguaje de los dioses busca oyentes; y los oyentes necesitan Sus palabras, como un puente que ha de tener dos orillas. Esperar lo inesperado es obligarlo a que llegue; aguardar el lenguaje de los dioses es forzarlos a existir; y forzar a los dioses a revelarse es crearse uno a sí mismo, a todos los demás seres y al YoNosotros divino. Hacemos dioses a nuestra imagen y semejanza, y los dioses nos hacen a nosotros a su imagen y conforme a su semejanza. Hágase: lo queremos. A partir de tal momento, lo milagroso se convierte en real y lo real en milagroso. Es encontrar el doble sentido de cada una de las cosas, en lo que consiste la sabiduría. La sabiduría no juzga por la apariencia de las cosas que ocurren sino por la semejanza de lo que no parece ocurrir, pues todo vacío de contenido se llena de otros que son los que realmente aparecen; y que al no ser los esperados se mantienen invisibles en su realidad. ¿Qué es lo que realmente ha ocurrido? Es la pregunta que descubre el hacer de los dioses y compulsarlo con Su lenguaje. Ellos no pueden mentir. Si emitimos una oración y no se cumple, a pesar de no parecerlo se ha cumplido, aunque no tengamos consciencia de ello por nuestra deficiente percepción sensorial. La oración se cumple siempre, porque es el YoNosotrosDios, quien la emite y es el YoNosotros, quien la realiza. Si la oración no parece cumplirse, parece que no la hemos realizado, pero si hemos trabajado lo que hemos debido y podido hacer, cumplimos y plasmamos nuestra oración en forma y manera para ser realizada. La realidad no puede fallar; lo que puede hacerlo es la percepción sensorial de la realidad. Entre querer y poder no hay más diferencia que entre lo que creemos que se quiere y lo que realmente se desea. A veces queremos fracasar, porque el éxito en todo momento y para siempre nos aterroriza, sería como una muerte perpetua, pues son los muertos los que no pueden fracasar. Aspiramos a la sublime perfección de lo imperfecto. A veces el lenguaje de los dioses es catastrofista. Todo parece salir mal y los malos augurios se enroscan uno en los otros y todos en los demás. Es cuando hay que pedir a la Consciencia Suprema Dios y Señor de Todos los Dioses se encargue personalmente de venir a ayudarnos y poner orden en el galimatías de desaguisados electrónicos y humanísticos. Sobre todo hay que conservar el buen ánimo y no dejarse arrastrar por la desesperación, pues no conduce a nada. Lo peor que puede ocurrir es que el mundo se hunda. Pero hay algo que sería todavía peor: que me hundiera Yo. La Voz de los dioses es un entrenamiento tonificante; Aunque a veces es desagradable, siempre es saludable. Si los dioses nos trataran con suavidad nunca seríamos fuertes, sino unos entes lastimeros y lastimosos. Tampoco conviene que los dioses se recreen en nuestros males y nos crucifiquen a desgracias saliéndonos todo mal, no haciendo caso a nuestras oraciones por razonables que sean. Ellos están para hacernos milagros, porque si no ¿para qué sirven? En la sagrada religión nada de promesas, y mucho menos ninguna para después de muertos. Después de morir reencarnamos, y lo que sigue es otra vida en este mismo planeta y con la misma gente; lo mejor es que los dioses nos concedan lo que les pedimos ahora y nos den lo que solicitamos para la vida siguiente y así sucesivamente. Esto es justo y lo que siempre se hace cuando se contrata a alguien para trabajar en la vida: pagar su salario y no prometer abonarle todos los sueldos cuando muera. Desde luego ser empresario al estilo de Alá o de Jehová es de lo más barato y rentable que podamos imaginar: "¡Oh esclavos, trabajad de Sol a Sol, que ya os lo pagaré cuando os muráis"! Y la gente lo cree. Porque la gente ha renunciado a pensar. ”Si nosotros existimos y vivimos aquí con penas y fatigas, Vosotros ¡oh Dioses!, debéis estar atentos a los que nos pasa en la vida de bueno y de malo y ayudarnos cada vez que lo necesitamos lo mismo que nosotros Os rezamos todos los días con devoción y con fe, precisamente para que lo hagáis. No creeréis que sois más importantes que nosotros y tratarnos con indiferencia, porque si no os adoramos, rezamos y diéramos gracias todos los días por los favores que nos hacéis, marcharíais al olvido sin adoradores, oradores ni templos”. Es un supuesto. No es que ocurra, pero ocurriría si no hicieran los milagros que necesitamos, en compensación a nuestro buen comportamiento y esfuerzos laborales con ánimo de lucro. Los dioses y nosotros sus portadores, formamos un equipo en el que cada cual debe realizar la función que corresponde hacer en beneficio del conjunto. Podemos trabajar y tratar que nuestras labores sean rentables y gratas. Nosotros ponemos la voluntad y el esfuerzo y Ellos lo milagroso y los buenos resultados ultrahumanos. que no tendrían explicación racional si no existieran. Hasta ahora todo ha ido bien en tales términos, y por eso las divinidades deben seguir haciendo milagros como hasta ahora lo han venido haciendo, y cada vez mejor porque se va teniendo más práctica. A nosotros nos pasa igual. No digo que nos den algún que otro disgusto de vez en cuando, pero hasta esos deben ser planificados con mucho cuidado para que aprendamos lecciones y vayamos siendo cada vez más honrados e inteligentes en las cosas prácticas. ¿De
acuerdo?
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En ambos casos la reencarnación deja la conciencia tranquila y con ganas de eliminar más gente para hacerles el favor de darles nuevas oportunidades de vida honesta e inteligente. El fanatismo es importante, pero no imprescindible, pues lo que se hace con lógica tiene más fuerza que lo que se realiza con la cerrazón mental, que también tiene gran dosis de energía. Todo depende de la cosmovisión que se tenga. Si se piensa que en este planeta "sólo se vive una vez", mal se puede creer que sea bueno quitarle la vida a la gente. Pero si creemos que reencarnamos cada vez que fallecemos, morir o matar tiene una importancia relativa. Creer en la reencarnación permite conservar el buen humor. Por tanto, una buena geopolítica debe empezar por una gran religión, y una extraordinaria religión comenzaría por una reencarnación universal de los seres y toda clase de vivientes, como puede verse en Biología, Zoología y Botánica. La única cosa que explica que los gorriones sepan volar sin recibir antes cursos de aviación y aprobarlos, es que recuerdan cómo hay que volar desde una reencarnación a la siguiente. Y así es con todo. El monoteísmo del "sólo se vive una vez" es la mayor rémora que tienen la ciencia actual, la sociedad occidental y la mahometana. A los ateos conviene instruirlos, y aprendan que los dioses existen y somos nosotros mismos. Las grandes verdades hay que conocerlas desde pequeños. Las grandes mentiras se vienen enseñando desde la niñez, y por eso vienen durando y repitiéndose hace más de veinte siglos. Ésta es la Voz y el lenguaje de los dioses. No hay otro. Podemos dulcificarlo todo lo que se quiera, pero en el fondo siempre viene a decir que “es la Voluntad Divina la que se cumple”. Es cuestión de Voluntad. Y como es un problema de voluntad, las que son poderosas acaban por imponerse a las que no lo son. Para que una voluntad se convierta en una potencia tiene que insertarse en una estructura genuinamente muy dominante, tal como la fuerza de gravedad y/o el electromagnetismo psíquico cuyo campo permanece eternamente vigente en el Tiempo y en el Volumen del Espacio. Las voluntades humanas se insertan en la musculatura propia o ajena - como las voluntades animales -, pero las voluntades divinas se insertan en las fuerzas de la inteligencia, siempre desconocidas y misteriosas. * * *
El hecho de que siempre hayan existido ateos demuestra que tal estructura sináptica no depende de la fisiología ni de la anatomía humana, sino de un factor bioeléctrico que puede inducir y ser inducido, pero que no necesariamente se produce ni funciona siempre. Quienes realmente demuestran la existencia de los dioses son los ateos, igual que quienes demuestran la existencia de la visión son los ciegos o quienes demuestran la existencia de la audición son los sordos. Los creyentes y videntes, así como los oyentes, difieren en lo que creen, ven y oyen, pero los ateos, los ciegos y los sordos están todos de acuerdo en que no creen, en que no ven y en que no oyen. En el Sí hay diferencias y matices; en el No, no las hay. Los creyentes en la Divinidad se dividen en decenas de religiones, y en cambio todos los ateos están completamente de acuerdo en que "no existen" los dioses, ni Dios, ni Alá, ni Jehová. Este detalle es sumamente importante y debiera ser tenido en cuenta por los estudiosos del tema. Tener una estructura sináptica cerebral, no es peccatta minuta sino que es el “ser o no ser de la cuestión”. Si no se tiene bien adecuada la estructura sináptica de la zona óptica cerebral, nace un ciego. Si la estructura sináptica de la zona auditiva cerebral no es perfecta, nace un sordo y, además, se convertirá en sordomudo. Si la estructura sináptica cerebral para escuchar a los dioses es deficiente, nace un ateo y lo será toda la vida. Ciegos, sordos y ateos absolutos, hay pocos. Lo estadísticamente normal es ser más o menos invidente, más o menos sordo, y más o menos ateo. En términos absolutos hay muchos menos. Los paleolíticos animistas percibieron la existencia de los dioses, y diseñaron pinturas rupestres, inventaron el arco y la flecha, el hacha pulimentada, la Magia, la Medicina, la escritura, la lectura y todo lo demás. Los que no percibieron la existencia de los dioses, ni diseñaron pinturas rupestres ni inventaron nada, y siguen sin hacerlo reencarnación tras reencarnación. ¡Qué gente! ¿Verdad? Hablaba al principio de que existe un factor bioeléctrico que estructura la sipnasis neuronal de algunos cerebros de manera que perciban la Voz de los dioses y su existencia. Eso ocurre siempre. Para cada sentido corporal de percepción existe un factor bioeléctrico que estructura a las sinapsis, de forma que se pueda tocar, gustar, oler, oír y ver, más o menos conectados entre sí dichos elementos. Lo mismo sucede con el factor bioeléctrico de la percepción de la existencia de la Divinidad y su lenguaje. El electromagnetismo no sólo va por unos conductores, sino que también está en el éter. Y en todos los casos se llama "Factor eléctrico"; pero si por donde cruza es un organismo, entonces se denomina "Factor bioeléctrico".
Eso ocurre cuando no tenemos bien engrasadas las sinapsis neuronales. En verano, con el calor, eso es normal. Pero cualquier líquido envía agua al cerebro. Y se sabe que con la humedad circula mejor la corriente bioeléctrica y los dioses vuelven a hablarnos con más claridad. El cerebro está formado por un setenta y cinco por ciento de agua, pero otros opinan que hasta un noventa por ciento de agua. Incluso se dice que somos agua pensante. Y no les falta razón. Los dioses cuanto más agua tengamos en el cerebro tanto mejor revelan sus misterios maravillosos; y la prueba de ello es que la mayoría de las revelaciones se hacen en los desiertos cálidos, a personas que han tenido la precaución de llevar agua para beber. Con el calor del desierto se produce mucha electricidad, y bebiendo agua fresca se establece una diferencia de potencial entre el cerebro y la atmósfera, lo que hace se escuchen voces en el cerebro, y lo que digan las Voces va a consagrarse. Así se escribieron la Biblia y el Corán. No directamente, sino que los profetas y videntes oyeron algo, lo dijeron y otros lo escribieron. Después se hicieron copias, y otros las recopilaron. Y al cabo de los siglos fueron llamadas la Revelación o Sagradas Escrituras. Pero no hay Revelación más verdadera que la que escuchamos como si nos estuvieran hablando con voz queda y en el propio cerebro, filtrándolo después muy bien por medio de una severa autocrítica. Los dioses no dicen nunca disparates ni nada que no pueda comprobarse con la observación más exacta y con la lógica más incrédula, y lo que nos dicen es sabiduría que resplandece por sí misma y se hace evidente. Pues lo Divino y nuestra honesta inteligencia son una sola cosa. Las sinapsis neuronales forman un campo bioeléctrico, que se extiende por el volumen espacial y por el cambio-movimiento del tiempo en todas direcciones y simultáneamente, sin que pueda ser medida, siendo sólo perceptible por sus efectos. La manía griega de medir no tiene nada que ver con el campo bioeléctrico de los dioses del psiquismo y de la mente, pues no se trata que pueda evaluarse sino de algo que se percibe con las sinapsis de las neuronas exclusivamente. Una antena de radio no capta kilómetros sino frecuencias, algo que nada tiene que ver con longitudes físicas sino con cálculos matemáticos; y cada estructura sináptica emite y/o recibe señales del campo bioeléctrico como antena analógica, de un lugar geométrico llamado Divinidad. La Divinidad está en todas partes, pero ¿cuánto mide? Cuando parece que los dioses no tienen ganas de hablar, los que no tenemos capacidad de oír somos nosotros. Si hay capacidad para escuchar, los dioses hablan y actúan siempre. El hablar de los dioses es importante, pero el hacer de los dioses es nuestro actuar. Los
dioses hablan dentro de nuestros cerebros, y nosotros actuamos dentro
de nuestro mundo. * * ** * *
Cada día es un milagro. Cada día tiene sus actos. Unas son notables y otros parecen insignificantes y no se tienen en cuenta, pero todos son de suma importancia. Los pequeños detalles están insistentemente molestándonos en su modestia, y hasta que no los tomamos en consideración y hacemos algo para subsanarlos, nos importunan. Digo esto, porque llevaba muchos días reflejándose la luz del Sol en la pantalla de mi ordenador desde el patio, hasta que me he levantado y he corrido una cortina. Parece no tener importancia, pero yo notaba algo raro en mi forma de pensar y escribir, y en realidad es que estaba molesto. Con estos detalles al parecer insignificantes, es como hablan los dioses; y con ellos vamos aprendiendo a ser como nos conviene, afinando nuestros reflejos para lograr cada vez mejores resultados. Hoy
hace viento. ¿Y por qué hace viento? Porque la Consciencia
Superior y sus dioses quieren suceda para hacernos pensar en algo,
que si no fuera por el viento nunca podríamos hacer. Nada ocurre fuera de Mí que no esté ocurriendo dentro de Mí. Si ahora hace viento es porque "yo lo he querido", aunque el aire me esté molestando. Así pues, lo que nos ocurre no es "lo que nos gusta" sino "lo que nos conviene". Con esta filosofía se entiende más o menos perfectamente el lenguaje de los dioses. Pues el psiquismo profundo no compra ni vende ni necesita dinero para comer o para divertirse, sino que es un espíritu que contempla cada una de nuestras vidas desde la perspectiva de la Eternidad. ¿Qué importancia damos a pisar una hormiga cuando caminamos? Ninguna. La hormiga reencarna automáticamente, y aunque morir aplastada no resulta agradable tampoco pierde gran cosa, ya que eso le viene ocurriendo desde hace millones de años y debería estar acostumbrada. Nuestras vidas son vidas de hormigas y nuestros psiquismos profundos son dioses que van caminando por los mundos, cada vez con más cuidado, para no ser aplastados sin darnos cuenta. Cuando decimos "¡Yo lo he querido!" lo decimos no con voluntad de hormiga, sino con la Voluntad de Dios. Es importante saber diferenciar "lo que somos" de "lo que queremos”, pues no es igual "Ser" que "querer", ni cualquier cosa del espíritu que cualquier cosa del cuerpo, ni cualquier interés trascendente del espíritu que cualquier interés momentáneo y fugaz del cuerpo. El mayor castigo que tienen los mono-vitalistas-creyentes y ateos es su creencia de que en este planeta "sólo se vive una vez". Porque si sólo se viviera "una vez" no valdría la pena vivir. Y las vidas de los mono-vitalistas creyentes o ateos valen tanto como lo que piensan.
* * * Allí todo es paz y serenidad, y el tranquilo misterio que está esperando. A partir de entonces, todo cambia en su vida. Lo que antes era un caos sin sentido se convierte en un compromiso que uno no sabe cómo atender, pero que le urge a encontrar en cada momento su desconocido deber y realizarlo sin saber en qué consiste, pero con plena disponibilidad. El lenguaje de los dioses es el lenguaje del silencio. Sus palabras están llenas de sabiduría, de conocimientos de otros mundos, de intuiciones fantásticas y estáticas como figuras en expresión de movimientos, como relámpagos blancos sobre fondo negro, indicando hacer algo que no sabemos realizar pero que tenemos impreso a fuego en nuestras posibilidades de acción. Es el lenguaje de otro mundo que existe viviente y eterno en nuestro propio interior, que nos da justificación de existencia y de realidad en este pequeño planeta perdido en los pliegues del tiempo, para llegar a ser una vez más y ahora lo que somos desde siempre en el límite de nuestro deseo no expresado. Existe una gravedad que atrae hacia abajo, hacia lo razonable y común; y existe otra que atrae hacia arriba, hacia el éxtasis de la comunicación perfecta que no necesita palabras. Aun así, rogamos a los dioses una limosna de expresividad y unas migajas de comprensión, para alimentarnos con ellas, a sabiendas de que ya todo está dicho. Estamos viviendo en un mundo que no es el nuestro, con seres y cosas que nada tienen que ver con nosotros, pero con reflejos rojos y dorados, cromáticos, de nuestra verdadera Patria, con una misión que duerme aletargada en el fondo de nuestras almas, en estado viviente y palpitante. Todo nos recuerda algo que parece olvidado y debemos hacer, aunque sin saber para qué ni cómo. Nos sorprende que los seres y las cosas sean como son y a la vez nos desconcierta que ciertos seres y ciertas cosas no respondan a la misma pauta de sus homólogos. Hay unas excepciones que dan sentido real a toda esta irrealidad que nos circunda desde lejos, y también, a veces, desde muy cerca con un vértigo de inseguridad; ciertas excepciones que nos mantienen en este mundo, con la certeza de estar de servicio a la orden de intereses superiores. La serena sonrisa de los dioses es la respuesta más común a incesantes preguntas respecto a nuestras vidas, que no son la de Ellos. Toda respuesta debe ser hallada por quienes la buscan, para que sean verdades merecidas, ganadas amorosamente e inteligentemente correctas. Vivir es la vida en un cuerpo extraño, en circunstancias extrañas, en un mundo extraño y a pesar de ello vivir. Mientras mantengamos la extrañeza respecto al cuerpo, a las circunstancias y al mundo, no seremos remolcados por la corriente que arrastra a los tres misterios. Excepto los reflejos rojos, dorados y cromáticos de nuestra Patria, que podemos ver por doquier, todo lo de aquí abajo nos es ajeno. Pero estamos aquí por algo, por alguna razón suprema que nos obliga en libertad y conciencia a vivir, trabajar y cumplir aquí la misión que debamos realizar. Lo sabemos y lo aceptamos. Y sabemos que los dioses nos están suministrando fuerzas y las posibilidades para hacer lo que debamos antes, ahora y después. *
Hay testimonios de ello desde la más remota antigüedad. De lo que se trata no es de conocer el futuro sino el presente con mayor amplitud de la que se le conoce. Pues si conocemos los datos decisivos del aquí y el ahora no tiene ningún misterio el futuro que sincroniza con la actualidad. El lenguaje de los dioses nos proporciona una Teoría General del Tiempo y por tanto de la Realidad. Pasado Presente Futuro C <------- B <-------- A
En cambio, el presente explica perfectamente al pasado, como el futuro explica al presente. El problema no lo resuelven las mancias adivinatorias, sino un cambio de posición de una pieza mental, para ver al futuro como origen de la Realidad y no como consecuencia. "Lo que es Es, no porque Fué, sino porque Será". En el extremo futuro están las ideas, y en todos sus pasados están las plasmaciones más o menos imperfectas de ellas. Todo presente es un pasado de algún futuro original creador. A los hombres les es difícil comprender a los dioses, porque la mente humana y divina son simétricamente opuestas, y lo que es pasado para los dioses es para los humanos presente y futuro. En todo momento los humanos están en una remota antigüedad. En todo momento los dioses están en un futuro remoto. Si a la vez somos humanos y dioses estamos en presente perfecto. En presente perfecto se conoce y comprende a los humanos y a todos los seres. Los dioses se conocen y comprenden a ellos mismos en su relación con los humanos y con todos los seres. No existirían los humanos si no existieran animales y plantas. No existirían los dioses si no existieran humanos. El pasado es como el cabello crecido: Se corta y se tira, porque sigue surgiendo de sus raíces profundas por más que se corte. La muerte está en el pasado, el surgir está en el futuro. La
realidad está en el prefijo re: re - petir, re - surgir, re
- nacer, re - encarnar, eternamente y para siempre, pero siempre alguna
variante en cada re. Todas las mancias tienden a conocer el presente con mayor amplitud de la que se le conoce, pues el ahora es la combinación total de todo el futuro y de todo el pasado. En cada grano de arena está su destino, pero también contiene la historia de su Universo, al que prefigura y que recuerda. El lenguaje de los dioses nos está revelando insistentemente que para conocer y conocernos debemos modificar la posición de las piezas de nuestra mente.
* * * Los dioses nos avisan cuando las cosas están mal. Hay un momento en que se enciende la alarma y entonces debemos tomar las medidas pertinentes. Hasta ese punto todo ha sido un declive imperceptible, hecho a base de comodidades y pretextos, de prisas, de carencias de tiempo, de buenas intenciones y todo lo que sirve para aplazar la voluntad de no hacer lo que debe ser hecho. Pero hay un punto crítico en el que suena la alarma divina y es cuando hay que cambiar de conducta y regresar al camino correcto. Lo positivo es hacerlo sin ruidos ni grandes alharacas, sino prudentemente y con la mayor naturalidad, aun comprendiendo que la malsana rutina de la comodidad se opondrá ferozmente, alegando que "siempre se ha venido haciendo así" y que “nadie ha protestado hasta ahora”. Si
no fuera por la alarma divina, el camino que seguimos nos llevaría
a la ruina y a la muerte. Pero los dioses velan por nosotros y nos
avisan en el momento exacto y preciso, cuando todo tiene todavía
arreglo y solución. Las sociedades y el mundo tienen grandes inercias, a la vez que muy poca agilidad para soslayar los peligros inminentes, y escasas intenciones para evitar peligros a medio plazo. Todo lo malo ocurre cuando menos se espera, incluso teniendo datos muy preocupantes desde mucho antes. Se supone – erróneamente - que lo que proporcionó la hegemonía a los seres humanos sobre el resto de animales terrestres es la prevención, prever de antemano lo que iba a ocurrir en el futuro. Lo que dio la hegemonía a los humanos fue el lenguaje de los símbolos, cuyas palabras tienden a revelar los significados que teóricamente les corresponden. Pero fue la mentira que desde el principio ha venido invalidando los significados del lenguaje metafórico, pues los humanos no emplean ese lenguaje para comunicarse entre sí ni para entenderse unos con otros, sino para mentirse entre ellos y obtener así egoístas ventajas personales. La alarma divina está sonando por todas partes del mundo porque la mentira ha sustituido globalmente al lenguaje de símbolos. Todo lo que se dice y se oye es mentira o para mentir. Quizá no haya en ello ni siquiera mala voluntad, sino que sea debido a la naturaleza congénita del ser humano, mentiroso y falaz hasta sin quererlo. Pues la mentira ahorra un trabajo que la verdad obliga a hacer para que todo funcione debidamente. Hay personas que se preguntan con extrañeza cómo es que este mundo de humanos no se ha hundido todavía, desapareciendo en el olvido de la antropología. Y la respuesta es precisamente la inercia Hace milenios que los dioses indujeron a los humanos a construir ciudades, a hacer alcantarillados e infraestructuras de todas clases, usar el oro y la plata como monedas de intercambio, cultivar la tierra, pescar, extraer minerales de las minas y utilizarlos en metalurgia y en siderurgia, y millones de cosas que constituyen una Civilización. La inercia de esos milenios continúa todavía, pero cada vez más lenta y sustituida por juguetería electrónica de plástico y baratijas fabriles más cómodas de hacer.
* * * Esto me recuerda las críticas que se hicieron de la Virgen María cuando aparecía en un pueblecito de la provincia de Madrid, y se le ocurrió decir por boca de su vidente: - “Absténganse de tomar fotografías!” El regodeo fue colosal, porque los eruditos decían que la Virgen María no puede decir esas cosas, sino que lo suyo es amenazar con castigos a los pecadores y decirles que si no se arrepienten y le rezan a su divino hijo tienen el futuro muy oscuro. ¿Decir la Virgen que no tomen fotografías? En toda la Biblia no he leído más que una frase que se puede tomar como un detalle de buen humor, cuando Jesucristo va y dice: - “El vino viejo se guarda en odres viejos. El vino nuevo se guarda en odres nuevos. Y cualquiera que prueba el vino viejo y el vino nuevo, dice: "El vino viejo es mejor". Cuando era católico me imaginaba que Jesucristo al decir esto, había guiñado un ojo, - porque así resultaba simpático -, pues si no lo hubiera hecho demostraba estar diciendo una obviedad. ¡Claro que el vino viejo o añejo sabe mucho mejor que el vino joven de la temporada! Pero esto es una evidencia que todos los buenos catadores conocen y no hay por qué ponerlo en la Biblia ni en ningún Evangelio. A menos que fueran lecturas simpáticas e instructivas, sin lo tétrico que esta gente supone que hablan los dioses. ¿Hay discurso más horroroso que los de Jehová? Ni un solo chiste, ni una sola gracia, ni un detalle de buen humor, ni de un poco de simpatía, sino amenazas, mandatos tiránicos y leyes absurdas que hay que cumplir porque a él le da la gana. Lo que demuestra la Biblia es que no puede existir un dios tan malvado como el llamado Jehová, y lo que evidencia el Corán es la inexistencia de un dios con tan poquísima gracia como Alá y su arcángel Gabriel, dioses absolutamente grises y sin el menor detalle de Divinidad en las supuestas Revelaciones. Una buena Revelación creíble tiene que decir más o menos: - “Oid, gente, Nosotros somos Dioses Psíquicos que vivimos dentro de vuestros psiquismos. Si sois buenos, Nosotros somos Dioses; si sois malos, Nosotros somos Demonios”.
-“Eso que llamáis "Universo" es vuestras mentes,
que os hemos fabricado desde dentro de vosotros para que podáis
percibiros a vosotros mismos como si estuvierais fuera de vuestros
cuerpos. Una especie de espejo”. Pero
hay que deducirlo con gracia, sin melodrama, por más cosas
raras que nos pasen en cada vida. Así que nada de "paraísos
celestiales" para descansar. Pues sí que sois gente vaga,
amigos humanos, y a olvidarse de que vayáis a descansar toda
la Eternidad. Bastante descansáis en cada reencarnación
y en cada vida donde reencarnáis, perezosos de dos patas. Evidentemente el destino depende de cada persona. Pero hay infinitos imponderables que intervienen en la vida como factores, que teóricamente lo que se haga o deje de hacerse parece carecer de importancia. Es necesario, pues, encontrar una ecuación que conjugue lo uno con lo otro. Los barcos a vela llegan desde un punto de la costa a otro aprovechando los vientos. Si sopla a favor sueltan las velas y las despliegan; si sopla en contra, lo que se hace es recoger el velamen y enrollarlas en el menor volumen posible; si el viento sopla de costado, lo que se hace es inclinar un poco las velas para aprovechar la fuerza del viento. Imaginemos que el viento es la Voluntad Divina de los dioses que, teniendo en cuenta toda la meteorología, tienen que soplar unas veces para lados determinados y otras para otros, pues no se mueve la hoja del árbol sin sus Voluntades y hay tantos árboles en el mundo que con sólo cumplir esa tarea uno no se explica cómo les queda tiempo para hacer algún que otro milagro para sus fieles creyentes. No vale decir ni afirmar que los dioses tienen inteligencia infinita. Primero, porque eso no está demostrado. Y segundo, porque también es infinito el número de problemas físicos y psicofísicos de la Realidad: Infinito = Infinito. O sea, N = N; y aunque uno tenga inteligencia infinita está en el mismo caso ante el Infinito que si uno tiene escasa inteligencia ante pocos problemas. La cuestión tiene que enfocarse desde otro punto de vista. Por ejemplo: la Voluntad y la Inteligencia son inmanentes. O sea, que permanecen dentro de uno mismo; pero se pueden hacer trascendentes y actuar también fuera. Esto es más razonable. De lo que se trata es de identificarse uno mismo con los dioses, y dar por bueno lo que hacen, así como lo que no hacen, cuando no parezca que lo hagan. Ahora hay crisis económica, y se vende menos. Pero sabemos que las crisis económicas no tienen por qué afectarnos, pues siempre hay y habrá personas con mucho dinero en medio de la multitud de gente que no tienen ni para comprar comida. Por lo que, si los dioses quisieran, habría siempre clientes para nuestros negocios. Ahora bien: además de vender y alquilar, hay otros muchos detalles en los que los dioses nos ayudan y pueden ayudarnos; pues no todos los milagros consisten en ganar dinero. Están también la salud y el amor. Y otras cosas importantes. Lo que se haga o deje de hacer no carece de importancia, sino que aunque no se sepa para lo que pueda servir, siempre sirve para algo. Si lo que se hace es bueno servirá para algo positivo; y si lo que no se hace o deja de hacer es malo, servirá también para algo bueno. En ambos casos, hacer el bien y evitar hacer el mal es rentable. Esa guía es como saber hacia donde queda el Norte y donde el Sur. No significa que encuentres la ciudad que buscas exactamente, pero conociendo los puntos cardinales nos vamos acercando cada vez más a lo que buscamos. Y puede haber infinitos imponderables, que cuando uno hace lo que debe hacer está actuando correctamente, y los dioses, que están dentro de nuestros psiquismos nos dan suficiente Inteligencia y Voluntad para conseguir lo que queremos en nuestra vida y lo que nos conviene. * * * Los dioses normalmente hablan con siglos de anticipación. O más bien, saben que en los tiempos en que hablan no les van a hacer caso. Porque los hombres nunca dan atención a los dioses sino a otros humanos. Ésta es una regla inalterable. Por eso conviene revelar ideologías para siglos futuros, y no darles ni la menor importancia a los contemporáneos de los profetas. A menos que alguno tenga seguidores que le conquisten un país. Pero esto sólo ocurre en casos excepcionales, cuando hay intereses tribales. Entonces y en todos los casos es necesario matar a "los infieles", pues cuantos más "infieles" se maten será tanto mejor para la religión del profeta en cuestión. También hay que tener en cuenta que ninguna religión es mística sino política, o sea, dinero y poder. Toda religión puede definirse como "Política mística". Una Política a palo seco es sólo materialismo y cosas materiales pero una política mística tiene, además, castigos y premios para después de morirse la gente, y misterios indemostrables que cuanto más lo son tanto más hay que creerlos, so pena de recibir grandes castigos mientras los incrédulos están vivos y continuarlos después de muertos. La religión que no castiga a los incrédulos está en fase de decadencia y pronto terminará siendo aniquilada por la política mística de otra religión que le conquistará su sede, palacios y territorios. El Vaticano es un Estado Político al que puede declararle la guerra cualquier otro Estado que profese una Política mística. No digo que eso se pueda hacer ahora mismo, pero dejo la idea para que la realice cualquier Atila en su nueva reencarnación, pues en estos tiempos hay crisis profunda en política, en geopolítica, en economía y en religión, y es el momento adecuado para aniquilar los monoteísmos y volver al politeísmo de siempre. Más duro de pelar será el islamismo, porque es más joven y está en su Edad Media, pero privándolo de sus ulemas y jefes integristas serán los más fuertes e invencibles guerreros del Imperio de los dioses. El
cristianismo no tuvo tanta suerte, por lo cual sus adeptos tardaron
tres siglos y medio en hacerse dueño del Imperio Romano. Los
seguidores de Mahoma fundaron un Imperio en poco menos tiempo porque
proclamaron la Guerra Santa desde el principio.
* * * Está clarísimo que los dioses - que somos nosotros mismos - utilizan el lenguaje humano para revelarnos sus mensajes. Todo mensaje divino es una ocurrencia feliz que nos llega, a veces inesperadamente, y otras como resultado de intensa meditación. Lo real está en no creernos nunca que lo que se nos ocurre es "cosa nuestra", sino una revelación de nuestro subconsciente. Como el subconsciente es a la vez “un nosotros mismos” y un “ello mismo”, podemos tener un centro en los dioses y ser los dioses o no ser los dioses sino única y solamente sus portadores, sus servidores, el medio del que se sirven para vivir en la Tierra. Esta cuestión se ha planteado desde hace muchos siglos, y consiste en reconocer que tenemos espíritu, que somos espíritus, y también personas con alma y cuerpo en cuya alma habita un espíritu que no es ni el alma ni el cuerpo. Esta Trilogía - cuerpo, alma, y espíritu - no es lo estadísticamente normal en los seres humanos, sino que son muy pocos quienes tienen alma con espíritu, aunque todos tenemos alma material y cuerpo humano. La diferencia es invisible porque los espíritus lo son; es una diferencia radical que divide a los seres humanos en dos especies psico-mentales totalmente distintas que no tienen entre sí más semejanza que la de los cuerpos. Afirmar lo contrario es igual que aseverar que los animales son "seres humanos" pues tienen cerebro y sistema nervioso, hígado y riñones. El hombre es un animal completamente falsificado, que si no le enseñamos a hablar no pronuncia palabra; que si no lo adiestramos a andar erecto lo hará a cuatro patas, y que si no practica una habilidad humana, no se comportará como tal. Los Iniciados, en cambio - la otra especie psico-mental - saben innatamente hablar, pensar y andar sobre dos pies, vestirse e inventar la escritura, La lectura, las Artes, la Música, las Ciencias, la Magia, y todo lo específicamente humano que los primates - la otra especie psico-mental humana - aprenden por imitación. Todas las "civilizaciones humanas" son Civilizaciones Iniciadas. Lo exclusivamente primitivo es el salvajismo y la barbarie que espontáneamente se produce cada vez que por alguna razón desaparece el orden celestial. No confundir "El Orden Político Policial" con el Orden Teúrgico, pues el Orden Político Policial es una imitación primitiva del hombre iluminado. Y, por tanto, una imitación defectuosa. La Iluminación es completamente positiva y se expresa en una Ley Universal que ordena - "Trata a los demás como quieres te traten a ti". Las circunstancias de las distintas personas son también diferentes, - en edad, salud, profesión, conocimientos, etc. -, y esto hace que las funciones y obligaciones sean especiales en cada persona, pero el respeto que uno se debe a sí mismo se le da también a los demás. El respeto puede manifestarse de muchas maneras, pero en cualquier caso hay una nota común en todas las formas en las que se manifiesta. Ponerse en la situación del otro e imaginarse sentirse tratado como el otro se sentiría. Evidentemente, nadie puede suplantar la consciencia del otro, ni sentir lo que la otra persona, como resultado de la acción que nuestro deber nos ordena tomar a su respecto. Hay un abismo vacío entre cada par de personas. Pero también hay puentes para cruzar ese abismo, como la comprensión. Incluso del enemigo hay que comprender sus motivaciones. Con esta inteligencia podemos actuar con verdad y justicia. No se trata de perdonar, sino ser justo y hasta en la venganza incluir una benevolente lección ética.
* * * Vida, Vivir, Vive, es un buen verbo, un buen consejo, una buena orden para uno y un buen enunciado para todos. En una conferencia médica el conferenciante dejó esta frase: ”No podemos luchar contra la muerte, pues la muerte vence siempre, pero sí podemos luchar contra el dolor y podemos vencerlo”. (Se refería al programa gubernamental español de permitir y fomentar la eutanasia mediante tratamientos paliativos y el llamado testamento vital). Estuve de acuerdo con la segunda parte de la frase, pero en ruegos y preguntas mostré mi fe y creencia en la reencarnación, y hasta me dejaron explicarme. Afirmé que la muerte no sólo es perfectamente vencible sino que, además, no existe en lo que respecta a la mente y a la consciencia personal del Yo. El tono en que expresé mis convicciones es el ambiguo normal en el que no puede saberse si estoy hablando en serio o en broma, como es propio de los dioses vivientes, pues en buena semántica lo que convence no son las palabras sino el modo de decirlas. Hay personas que convencen aunque no sepan elegir bien sus palabras y hay otras que no convencen ni con todos los silogismos del buen Aristóteles. El término "naturaleza" (physis) mantiene en Aristóteles su sentido etimológico originario: brotar, surgir, salir a la luz, aparecer. Sobre esta definición, la Vida es "natural", física y espontánea”, en tanto que la muerte es "anti - natural”, "anti - física" y accidental. No hay simetría entre la Vida y la Muerte, como tampoco la hay entre ser engendrado, nacer y morir en un accidente de tráfico. La muerte es una enfermedad que todavía no sabe curar la Medicina, pero "la naturaleza" - la Fisis - la cura espontáneamente cada vez que cualquier ser vivo muere. Esto es pura lógica filosófica y Física. La única Ley de Isis es: -"¡Vivid!"- . El lenguaje de los dioses nos invita continuamente a cambiar de mentalidad y a ver la Vida "medio llena", en vez de verla "medio vacía". - ¿Cuántos años tienes? - Los que me quedan por vivir. Los años vividos no cuentan. Tuve un amigo que tenía un inmenso álbum de fotos. Le dije: -Teniendo tanto pasado te queda poco futuro. Psico-mentalmente conviene no pasar de los 8 años de edad, de los 18 años, y a lo sumo de los 32 años, porque a los 8 años se es eternamente niño, a los 18 años eternamente joven y a los 32 años eternamente completo y perfecto. Son mis tres edades como también las de todos los dioses y diosas vivientes. ¿Qué trabajo me cuesta creer que soy un dios viviente? ¿Y qué trabajo cuesta creer que vengo reencarnando a lo largo de toda la eternidad y que seguiré haciéndolo cada vez que muera el cuerpo que tenga? Más difícil es creer lo que dicen los católicos, protestantes y musulmanes. Que sin tener el cuerpo un Yo personal "puede Vivir". Lo importante de la Vida es vivir, no "¡morir!". Morir es de mal gusto, sobre todo plebeyo, y tener enfermedades que duelan y envejecer es el colmo de la sandez y falta de inteligencia.
* * *
Consciencia es "darse cuenta de". Conciencia es "distinguir el Bien del Mal". La consciencia se revoluciona porque hay más información y nos enteramos cada vez más de los eventos que suceden en el planeta. (Cada vez más, pero no cada vez mejor, pues la desinformación o manipulación de las noticias es cada vez mayor). La conciencia moral no puede cambiar mientras no cambie la metafísica religiosa, pues mientras se crea que "aquí sólo se vive una vez" quienes creen semejante mentira hacen lo mismo de mal una y otra vez que reencarnan y lo más que se permiten decir es: "No debemos dejarles un mundo todavía peor a nuestros hijos", que no es lo mismo que decir: "No debemos estropear más este mundo para cuando reencarnemos, pues nuestros hijos nos importan muy poco, pero cada uno se importa a sí mismo muchísimo". Lo
normal es reencarnar en el mismo país y en la misma cultura
a la que se está acostumbrado. Los persas se reencarnan en
Irán. Los alemanes en Alemania. Los moros en Mauritania. Los
judíos en Israel. Yo me acuerdo de cuando era un árbol. Pues tengo mucho de árbol como todos los animales que antes éramos vegetales y anteriormente minerales. Lo que está claro es que siempre hemos tenido moléculas en las que reencarnarnos y las seguimos teniendo, ya que la carne y los huesos son moléculas de nitrógeno más oxígeno y algunos minerales más. En la naturaleza física nada se crea ni se destruye, sino que sólo se transforma. Eso es verdad, desde cierto punto de vista. ¿Desde cierto punto de vista? Sí. En la naturaleza física nada se ha creado ni se ha destruido nunca, pues todo son puntos geométricos increados e indestructibles, formando estructuras cambiantes o transformaciones. Si vemos tres puntos estamos viendo un triángulo, pero no de verdad sino un triángulo imaginario. Si vemos cinco puntos estamos viendo un pentágono, pero no uno de verdad sino un pentágono imaginario. Si vemos millones de puntos estamos viendo no sabemos qué cosa, pero no de verdad, sino cualquier cosa imaginaria. Toda realidad es imaginaria. Si se mira una gota de agua, vemos una gota líquida. Pero si se mira con un microscopio no se ve una gota de agua, sino miles de bacterias que, si la volvemos a mirar con un microscopio electrónico son otras cosas, y que cuando se mire con aparatos más sofisticado serán puntos geométricos. La Investigación Científica llegará a la Geometría Dinámica. La física cuántica y la mecánica cuántica son prolegómenos o primeros atisbos de una realidad que ya no es material, sino mental. Y eso es Magia. Cuando se llega a la Magia la consciencia es total asumiendo la conciencia ética. El invento de la conciencia moral se debe a las religiones, las cuales consisten en Magia Sacramental. Todo lo demás de la religión es dogma, pero la Magia funciona y produce la conciencia moral, pero si no se hacen bien los sacramentos ella no funciona. * * *
El Tiempo es una unidad como lo es el Volumen del espacio, así como las partes y divisiones de esa unidad se relacionan entre sí y cada una con todas. Un profeta es como alguien que tira una piedra. Puede errar en la diana a la que apunta, pero la piedra alcanzará un determinado objetivo con la misma intensidad y fuerza que si fuera intencionada. Para que alguien tire una piedra, algo ha tenido que provocar el deseo de lanzarla. Para que un profeta enuncie una predicción, algo ha tenido que provocar en su ánimo el deseo irresistible de proclamarla. Lo que llamamos Universo y lo que denominamos Realidad es un inmenso conjunto de señales que científicamente calificamos como datos y que coloquialmente llamamos casualidades, pero no son ni lo uno ni lo otro, sino señales. Una señal es algo intencionado, pues detrás de la señal hay una Voluntad y una Inteligencia. Los científicos intentan desmitificar lo misterioso, y algunos dicen que los fantasmas y fenómenos mediúmnicos son "infrasonidos" que pueden medir con sus aparatos, sin caer en la cuenta de que sus artefactos medidores son también productores de señales, sin más originalidad que la de dar siempre la misma señal, repitiéndose como tartamudos trabados en una sílaba. ¿Qué algo obliga a los científicos a no creer más que en su ciencia? Ellos dicen que "la Razón", su diosa, en el mismo sentido que los "creyentes" en cualquier Dios dicen que "la Revelación" les hace creer en apariciones, milagros y profecías. La Razón es "la Revelación" que se hace en la Universidad, y no en el Monte Sinaí, pero es el mismo hecho. La Revelación Universitaria tiene profetas bastante importantes en cada generación, exactamente lo mismo que la Revelación Religiosa tiene también profetas en cada época para ir modificando lo misterioso, según sea lo más rentable para su tiempo. La rentabilidad económica de la Ciencia es la Razón Suprema de los científicos, aunque dicen que hacen Ciencia "por amor a la humanidad" lo mismo que la Revelación Religiosa se hace también con el mismo “desprendimiento” pero termina cobrándose en dinero, Aparte de la Ciencia y la Religión, el hecho es que existe lo misterioso que nos rodea por todas partes. Lo misterioso es prácticamente todo, y lo inteligente es creer en su existencia e intentar averiguar la mejor manera de ponerlo de nuestra parte y a nuestro favor. Para eso hay que estar alerta y poner en tela de juicio todo lo que dicen y afirman en las Universidades, en las iglesias, sinagogas y mezquitas, procurando encontrar la Realidad de las cosas por experiencia directa en nuestras vidas, investigando a fondo cada hecho como causa y efecto de otros actos que suceden en la existencia. Los silencios que pueda haber en el lenguaje de los dioses debemos llenarlos con nuestras acciones haciendo lo correcto, y estaremos cumpliendo sabia e inteligentemente los mejores consejos que los dioses puedan darnos y concedernos. Tales acciones personales correctas están suscitadas por las mismas señales que provocan los fenómenos que ocurren en lo que llamamos "Universo" y “Realidad”. Dicen que se avecinan malos tiempos y eso viene ocurriendo desde siempre. Murieron los dinosaurios, pero sobrevivieron las lagartijas. Murieron los trilobites, pero sobrevivieron las almejas. Ser de los muchos y de la mayoría no es buena cosa, pues los grandes grupos atraen grandes catástrofes como un imán atrae limaduras de hierro. Los dioses prefieren pequeños grupos, porque son manejables y se pueden guardar en cualquier parte, como se hace con los diamantes y las piedras preciosas. Malos tiempos se avecinan para las masas. Y lo mejor es no ser "gente" sino "individuos", pues siendo indiviso cada uno es singular, pero siendo gente da lo mismo mucha que poca. La Inspiración Divina dice a cada uno lo que debe hacer. Ejemplo: no pedir hipotecas, no contraer deudas y ahorrar cuanto se pueda. Así no hay crisis económica. Cuando las sociedades humanas se liberaron del Derecho Divino cayeron en manos de la dictadura de un solo hombre; y cuando se liberaron de la Dictadura cayeron en manos de la Democracia eligiendo dictadores y tiranos en cada ciudad, en cada pueblo, en cada calle, en cada plaza y en cada casa. La
Autoridad o es moral o es tiranía; pero si no se tiene ética
individual se carece de autoridad sobre sí mismo; y si ese
poder no se ejerce, no se está salvado y protegido por el Derecho
Divino, y cualquier tirano puede hacer su voluntad. Es un lenguaje que siempre dice lo mismo: Sé amorosamente honesto y prácticamente inteligente y haz en cada momento lo que sabes tienes qué hacer. Por
eso, el lenguaje de los dioses no está dirigido a los humanos
primitivos, sino a dioses de carne y hueso, porque cada hombre tiene
que hacer su propio Haciendo esto, es prácticamente imposible que una catástrofe global estropee sus trabajos ni los beneficios que de ellos se deriven, sino que sobreviven como hicieron las lagartijas, las almejas o los pájaros. Pájaros y aves eran también reptiles, pero se ingeniaron para crear alas para volar sin miedo a seísmos y terremotos. Proveerse de alas no tiene nada de fácil sino de aptitud, y disponer de alas invisibles es todavía mucho más difícil, pero se consigue con inteligencia y sabiduría. La inteligencia es un ala, la sabiduría la otra. A veces, los dioses nos confunden con lo mismo que hacemos. Otras, creemos atajar un camino tomando una senda fácil o que ahorra tiempo, pero se complica y convierte en un camino más largo. Incluso así, los dioses nos favorecen. La fe en los dioses es cosa rarísima. Racionalmente no existe. No hay pruebas para creer en su existencia, milagros y favores, pero a la vez hay otras pruebas que certifican su existencia. Es un problema que no es matemático, ni filosófico, ni físico, sino de otro orden de cosas que nunca en el pasado fue tomado en consideración: la interrelación del psiquismo con los acontecimientos. El hecho de "tener que equivocarnos para poder acertar" es un contrasentido en Lógica Racional, pero comprobable hasta la saciedad en la vida diaria. Ello nos enseña a desconfiar de nuestras certezas, y confiar en nuestras inseguridades. Tal actitud nos coloca en un estado de indeterminación que es indispensable para movernos libremente en presencia del azar y sus infinitos imponderables convirtiéndonos en un imán de acontecimientos que de otro modo no podrían suceder. Trasladar el poder desde los músculos al cerebro, desde el cerebro a la voluntad, y desde la voluntad a los centros operativos no voluntarios del psiquismo, parece ser el modo en el que los deseos profundos se transforman en dioses que actúan dando forma a lo que vulgarmente llamamos "Realidad". El poder existe en alguna parte. Pero sólo se muestra como quiere a quienes desea mostrarse y sin compromiso alguno con nadie. La libertad del poder tiene que ser absoluta, para así no depender del consenso de nadie, ni recibirse de otra mano que de la suya propia. El verdadero poder se precede y sucede a sí mismo eternamente y para siempre, como una función propia matemática, filosófica y física. La función del poder es ser el poder. El poder no es una acumulación de voluntades, ni de súbditos, de dinero, ni de cosas apetecibles para otros, sino de un sí mismo ajeno e indiferente a sí mismo. El poder puede – simplemente “puede” -, pero no tiene nada que demostrar. No hay juicio que pueda juzgarle, pero, si se le juzga, los jueces tienen que hacer una parodia que no sería nunca un verdadero Juicio. La indiferencia del poder para consigo mismo en una forma absoluta de libertad, pero es también una forma única de esclavitud respecto a los seres que existen en su entorno infinito. La esclavitud del poder anula la libertad de los seres de todas las naturalezas, convirtiéndolos en sujetos pasivos del activo Querer y Poder indiferente a sí mismo, pero interesado absolutamente en toda la fenomenología. Cada ser, cosa y constelaciones de seres y cosas, interesan al poder poniéndolo a favor o en contra de sus voluntades como destino total y arbitrario de la Realidad. El Poder es él en sí mismo pero se manifiesta, en algunos casos parcialmente, en seres y cosas, como a través de velos y sombras que siluetean vagamente su lejana presencia en todos los mundos. A veces decimos cosas que no comprendemos, y en todos los casos las palabras y las omisiones silenciosas son el lenguaje de los dioses que nos habitan. Seremos lo que seamos - insignificantes o más o menos tenidos por "importantes" -, pero en todos los casos no somos más que cajas de resonancias del lenguaje de los dioses y simples máscaras huecas de su invisible presencia. Todo ser y cosa tiene su Nombre misterioso. Y es malinterpretado con nombres que no son el suyo. El "¿Quién soy Yo?" y el "¿Qué soy Yo?" es la pregunta que nadie se hace y que todos merecemos hacer. Conocerse y definirse es una ley privada o privilegio de los pocos señores del mundo que les obliga a Ser, Hacer y Vivir vidas paralelas, equivalentes al servicio del Único e Ignoto Destino del conjunto infinito de seres y cosas. Se parte de cero, de la Nada, y sobre esa imagen del anhelo interior de uno mismo, se construyen los seres, los mundos y los universos. Los cielos están llenos de misterios. Están en todo lugar, en todas partes, en todos los ensueños, en todos los deseos y apetencias, en el hacer y en el no hacer, en el vivir y en el no haber vivido. Más allá de lo imposible realizado se remansa la paz, y ya no es necesario repetir lo que se tiene para siempre, pero se sigue esperando cada día como el planeta que gira en torno a un Sol, distante y cercano en el horizonte de la relación. En la infinita ambigüedad del espacio y el tiempo el Yo se encadena a sí mismo con gotas de sangre de espíritu que a la vez son groseras ataduras de carne y deseo luminoso y feliz. Nunca sabremos si estamos actuando bien o mal; no tenemos la convicción incontestable de ser dioses o demonios, seres de luz o de tinieblas, porque aunque creadores de mundos somos también sus destructores. El cinismo nos acucia y acongoja con la buena conciencia de quienes no tienen nada que censurarse, pero tampoco hacen nada por reprocharse vivir sobre la muerte de los seres y la aniquilación de los mundos. La singularidad es el privilegio de los dioses. Tiene que ser así, o nada existiría, a excepción de la Nada. Con la excepción se consigue establecer el centro absoluto que todos los seres necesitamos para ser “los nosotros mismos” en el devenir de las eternidades. ¿Dónde colocamos la Excepción? En el Corazón Amante. Nos amaremos entre nosotros, y haremos lo que queramos con los seres, los cielos y los mundos, pues cada cual tiene en sí mismo su propia medida y limitaciones. Son muy pocos los que desean la Inmortalidad y la Eternidad. Por lo cual las vidas de los efímeros tienen únicamente el valor de su utilidad. Lo que no he pedido y poseo, lo tengo sin haberlo solicitado, y es mío eternamente, pero también puedo rechazarlo ahora, luego o eternamente. Yo no he pedido la vida, y tampoco la muerte. Tomaré y rechazaré de cada una de ellas lo que convenga a mis intereses. Me interesa la vida y la muerte como amiga, compañera y amante, pero bajo mi dominio, ahora, después y eternamente. El
lenguaje de los dioses es múltiple y polifacético y
no se puede entender en una sola vida ni en mil, por lo que no hay
más que ir reencarnando eternamente, cada vez a plazos más
dilatados, porque siempre se comienza desde La memoria profunda es un saco sin fondo de donde se extrae lo que se va necesitando sobre la marcha vital. Cuando tres se unen con un único poder y propósito, se estremece la maldad. El Tres es un número mágico. Pero es mágico cuando forma una unidad. La maldad siempre se basa en el dos, "el maldito dos"; el egoísmo es siempre dual e incapaz de admitir un tercer elemento. El tercer elemento significa cualquier número de ellos, pero basados en la unicidad del tres. El Yo, el Desdoblado y la Relación, son la perfección del tres. Estar en paz consigo mismo permite relacionarse con todos y cada uno, sin formar nunca ningún "par excluyente". Este lenguaje es inhumano, pero es trans-humano. Más allá de lo humano hay infinitas posibilidades que abren los horizontes de la Onticidad o conjunto total de los seres y cosas. Mientras que la Puerta Cerrada es el maldito dos de la maldad. La maldad se estremece cuando se produce el milagro que une a tres con un único poder y propósito, reventando así mundos y limitaciones, prohibiciones, desganas, perezas, conflictos y desavenencias, estructuras obsoletas, mentiras, traiciones y todo el infame cortejo de esclavos de la maldad. Desde todos los tiempos el corazón y la mente han buscado en sí mismos y por doquier una relación que les de confianza en su razón de ser y en su destino angustiosamente eterno, para poder sobrevivir en cada instante, y consumar su anhelo nunca saciado, pues el corazón quiere amar y la mente comprender sin límites ni conclusiones. La relación es el puente etéreo y sólido que une las orillas sobre todos los abismos, y se contrae a la ilimitada soledad en infinita compañía. Y el lenguaje de los dioses es ese puente que relaciona a la infinitud con lo concreto, y a la eternidad del ser con el momento del ser, y al devenir con el camino, que se convierte así en la Morada. El lenguaje de los dioses es poético, porque es creador; es un sabio y práctico hacer continuo con un mismo único y común poder y propósito, que siempre se está plasmando en una vida sobrenatural de soberana grandeza.
Mi manera de escribir es más bien humorística y me divierte; pero cuando voy de filósofo e incluso de poeta, tengo que escribir con la Voz de los dioses. Pero
cuando escribo en tal idioma, aparecen los problemas de transmisión.
Y hay que sacarles las palabras reveladoras con dificultad. En eso consiste la sabiduría. Escribir como un dios es una audacia, sobre todo no teniendo ni idea de en qué va a consistir; pero de los audaces es el dominio del mundo, o sea, de los que se atreven con empresas grandiosas sin pensarlo antes. Una vez se pierde el miedo a la Divinidad nos hacemos amigo de ella y avanzamos siglos. - ¿Y qué pasa con "el santo temor de Dios"? - No existe, Los dioses son entes Divinos, máscaras del Gran Misterio que somos, porque persona significa máscara; lo que no queda claro es si somos las máscaras de los dioses (que es lo más probable) o si los dioses son las máscaras de nosotros, cosa también posible. Porque sin nosotros, los dioses no existirían; y sin los dioses, los que no existiríamos seríamos nosotros. Lo que demuestra somos la misma cosa. Si no fuera así, ahora mismo me habría electrocutado un rayo divino y fulminado por blasfemo. Al que más respeto tengo es a Amón, Dios y Señor de todos los mundos, pero el que reina es el Dios Consciencia, Señor de todos los dioses, - incluido Amón - , y están Isis y Osiris, que son los Supremos, y mi gran amigo Tum, Dios y Señor de la Doble Cabeza de León, Señor del Sol, desde el alba hasta el crepúsculo, y que también es Yau - el Dios del Oro - y Yaui, el Dios del Dinero, que los judíos llaman Yahvé, porque no saben o no quieren pronunciar Su Nombre y Jehová, que no significa "Yahvé" sino "Dios mío" y es una invocación de "Hio" ("Dios") y "va" ("mío"). (Ver nota página 69). También respeto otros dioses y diosas, entre ellos mi Padre Urano, ya que soy politeísta y no como muchos que no tienen más que un dios. Claro, si no tienen más que un dios, en cuanto le falle se vuelven ateos; pero si tienen muchos, si uno no va bien se encomiendan a otro u otra que les vaya mejor. Lo más positivo del mundo es tener Fe, y que actúe. Porque si no funciona y hay que esperar a morir, no tiene sentido. Es lo mismo que comprar una lavadora y te la manden el día de tu entierro. Los estafadores prometen y nunca cumplen; pero la gente decente realiza sin prometer. Todo lo que sea metafísico tiene que ser también físico o es mentira. Lo mismo pasa con lo físico que, o tiene su versión metafísica, o es cháchara, o sea, "científico". ¿Te gusta este estilo? Sirve para lo mismo. Para hablar de los dioses y su lenguaje, que es lo más interesante que podemos hablar en este planeta, siempre y cuando se haga o convierta en dinero, que es lo más importante del mundo. Hay cosas más positivas que el dinero, pero esas no son de este mundo. Siendo la vida tan complicada, el lenguaje de los dioses no puede ser simplista. Nos aconsejan no deprimirnos, y no ser tan prolíficos en escritos ni en hechos; pero si no somos ágiles y reactivos, los sucesos y acontecimientos problemáticos son hilos sutiles que nos aprisionan sin darnos cuenta, como sucedió a Gulliver en el País de los Pigmeos. En cualquier estamento social estamos expuestos a toda clase de circunstancias porque el mundo se mueve, y pretender quedarnos plácidamente estancados en los hontanares, es la peor tentación con la que se nos puede atrapar. Los problemas son estimulantes. Y buena prueba de ello es que los dioses no nos los ahorran, para mantenernos sensibles a los avatares de la vida y estemos alertas a lo que nos pueda ocurrir de agradable y/o de desagradable. Nada
me es ajeno. Hay miles de eventos que no menciono, pero Eso es vivir; lo contrario es estar muerto y respirando. Ni activismos ni quietismos, sino Inteligencia Alerta. La mejor manera de representar a los dioses son las estatuas; pues aunque parecen quietas están presentes y actuantes, "pasivamente actuantes" pero activas. Vamos a dejar de hablar de cosas serias. El
lenguaje de los dioses parece complicado, y en cierto modo lo es,
pero si se revisa en segunda lectura, se ve claro que es normal. Tiene
una lógica en medio del caos, y de lo que se trata es de avanzar
inteligentemente en un mundo en movimiento caótico fractal,
en un orden que tiene sus propias leyes y costumbres. ¿Conoces a Gilgamesh, el héroe sumerio de hace más de seis mil años? Claro que sí. A través del poema de Gilgamesh los dioses enseñan que la Inmortalidad no puede concedérsele a los hombres pues es un privilegio exclusivo de los propios dioses, pero a través de esa enseñanza nos están diciendo que quienes queramos alcanzar la inmortalidad y la Eternidad debemos renunciar a seguir siendo humanos y nos debemos transformar en dioses vivientes. ¿Y eso es difícil? Creo que no. La Divinidad no es cosa del cuerpo sino del alma o, dicho más propiamente, cosa de la Voluntad del Espíritu, o sea, que en nosotros está la posibilidad de auto-definirse como materia humana o como Espíritu Divino. Si nos definimos como materia habrá que resignarse a seguir leyes y costumbres materiales; pero si nos definimos como Espíritu Divino, lo que tendríamos que hacer es ir aprendiendo eternamente cómo se comportan. Así de fácil. Si alguien se matricula en una carrera universitaria de siete años, está obligado a vivir por lo menos ese tiempo y algo más. Si la matrícula es para una carrera de seis mil años - como se matriculó Gilgamésh -, se obliga a vivir por lo menos el mismo tiempo, para practicar la carrera solicitada. Si es matriculado en una carrera que dura toda la eternidad, está comprometido a vivir un tiempo sin tiempo, para poder ejercer la carrera en la que se doctora. El silogismo parece perfecto, ¿verdad? Hemos de confiar en la Divinidad para lo extraordinario, pero hay que confiar exclusivamente en nosotros mismos y en nadie más para lo ordinario. ”A quien nace para martillo, del cielo le caen los clavos”. Evidentemente, lo ordinario y lo extraordinario están muy unidos, inextricablemente unidos, y así debe ser porque el cielo empieza debajo de las suelas de los zapatos Vivimos en el cielo. Esto significa que todo lo que hacemos es extraordinario y aunque no seamos conscientes es trascendente, es decir, que tiene consecuencias y afecta a cosas distantes de las que no tenemos conocimiento. Si tomo un puñal, lo tiro por encima del hombro y se le clava a alguien en la nuca, soy un homicida aunque no lo sepa. Y viceversa. Si me hace reencarnar cualquiera y no me entero que ha sido a consecuencia de que me ha clavado un puñal en la nuca, será la misteriosa Justicia de la Vida la que le ajuste cuentas a mi inocente asesino. Por eso pasan cosas malas y ni nos enteramos de "por qué". Pero no hay efecto que no tenga su causa. Según Jung, las sincronicidades son a-causales, no tienen causa conocida. No exactamente. Según Jung, Kepler y otros, son los significantes y significados psíquicos y subjetivos los que se plasman en fenómenos objetivos. Y esto es lo mismo que decir que el psiquismo en la causa de todos los fenómenos físicos. ¿O será al revés? Si fuera al revés, pensaríamos y percibiríamos lo mismo, que no es el caso. A la sincronicidad le pasa lo que al "eslabón perdido" entre los simios y los humanos. Puede haber algo que sea a la vez causa del psiquismo y de la fenomenología, pero siempre es causado. ¿Y "causa Incausada"? Eso nunca. Pues sí que es difícil imaginarse un hilo cuyo extremo no empiece nunca o que haya empezado desde siempre. Difícil pero no imposible. Y en este tema, hasta que sepamos "qué cosa es el Tiempo", nada tiene explicación lógica. Ni los fenómenos ni los noúmenos: Todo es provisorio y provisional. A veces, conviene más buscar respuestas que encontrar la respuesta de la pregunta. Buscar, indagar, es enriquecedor por sí mismo. En tanto que las respuestas a preguntas nos paralizan. Lo bueno que tienen los dioses es que no se puede dogmatizar sobre ellos. Pues quienes lo hacen son cínicos y estúpidos. Cínicos porque lo hacen para conseguir dinero, poder y prestigio, y estúpidos porque al dogmatizarlos se alejan cada vez más de la comprensión de que las Divinidades existen. Es importante saber que la Vida y la Eternidad son búsqueda de algo que tenemos dentro de nosotros desde siempre, de una verdad que es exactamente la realidad que somos. El Misterio no está fuera sino dentro de nosotros. En el mundo exterior o Universo hay reflejos de las estructuras que personalmente somos, igual que ocurre con los ojos, que únicamente pueden ver estructuras homologables con la suya propia, con la del nervio óptico y con la del área cerebral de la visión. Creer que "vemos algo diferente de lo que somos" es absurdo, tanto como poner en el ojo el absoluto de la Realidad y creer todo lo relativo al mismo. Otro problema que se nos plantea en relación a los dioses y a la epistemología o Teoría del Conocimiento, es la certeza o incertidumbre en nuestras propias percepciones. Incluso si tales intuiciones no están aparentemente condicionadas como cualquier tipo de conocimiento por influencias exógenas más o menos identificables, tampoco podemos estar seguros de que nuestra clarividencia no sean subproductos de nuestra química cerebral. Situados en un Universo matemáticamente inexistente, pues no tiene diámetro ni posibilidad de ser contemplado desde ambos lados de la curvatura, toda idea es un relativismo y, como tal, todo lo que dentro de esa transformación se produce, es a su vez relativa al Relativismo Holístico total. El aforismo de Sócrates "Sólo sé que no sé nada" es quizá la única certeza comprobable, siendo a la vez el punto de partida de cualquier aventura del pensamiento. Rizando el rizo, algún otro filósofo respondió: "Ni siquiera sé si no sé nada o si conozco algo". Afortunadamente en este Relativismo General todo se mueve. El movimiento de las ideas y los supuestos conocimientos es el componente del mayor misterio que existe: el Tiempo. Integrarse en el Tiempo es la única certeza y seguridad de no ser arrastrado por ningún relativismo y permanecer en lo inmutablemente móvil, en lo que siempre se mueve, siendo el movimiento y el cambio su esencia eterna, inmortal, cuya función es la Vida. Mientras existan dioses - y eso es para siempre -, existirá Vida y el psiquismo creador de los dioses. En cualquier otro contexto, esta afirmación sería "Petición de Principio", un sofisma como otro cualquiera, una falacia que nada demuestra ni enseña, pero insertada en el misterio que es el Tiempo, y que tiene visos de ser la esencia de la Realidad. Somos formas variables del Tiempo. En todas las mitologías y religiones el axioma inicial y básico es la relación intrínseca de los dioses y la Eternidad "productora" del Tiempo, pero en ninguna se resuelve el problema de esa relación. Es solamente la Consciencia, la que identifica al Ser con la eternidad. "Ser es ser eternamente seres". En la Consciencia, no hay "Creación" más que en el sentido de crear por la Palabra, por la Orden y el Verbo, como obreros de creación, como artistas artesanos. Los dioses no son exteriores al psiquismo que los crea y los produce en su propio seno. Y en cambio, el psiquismo está inseparablemente unido, eterna e indisolublemente a la Divinidad de grado o por fuerza, por amor, por odio o por fingida indiferencia. Lo que el odio a los dioses puede hacer es "reducir todos los dioses a solamente Uno", reducción que en sí misma es una contradicción en sus propios términos y un abuso del lenguaje que sustituye Género por Unidad: como si se negara la existencia de todos los hombres, para poder así afirmar la existencia de un sólo hombre. Los tres monoteísmos nos dan la medida de la mediocridad de la mente humana. Muchos monoteístas son científicos. Y por ello podemos ver, saber y discernir "la credibilidad" que tiene la Ciencia. El lenguaje de los dioses es una revolución mental, material y sociológica, además de política y económica, y es por ser una revolución tan desmesurada por lo que necesitará algunos siglos para imponerse en la totalidad del planeta, salvo que el conjunto de las grandes fuerzas geopolíticas en conflicto le abran rápidamente camino. El futuro está en el presente. Y esto significa no solamente el resultado de las acciones del hoy, sino también que las acciones del momento están condicionadas y suscitadas por las del mañana. Entender lo primero es fácil; entender lo segundo requiere cierto sentido inverso de la prospectiva. Si cualquier efecto es resultado de alguna causa, tal causa está a su vez pre-condicionada por su propio efecto. En el mundo físico hasta ahora esto no es perceptible, pero en el mundo psicológico el efecto deseado está condicionando a su propia causa actuante. Las cosas se hacen para conseguir algo con ellas. Pero la mayoría de las veces el deseo está mal dirigido y lo deseado es suplantado por un efecto resultante que no era el que deseó el agente causal. A esto se le suele llamar “efecto rebote”, en analogía a la pelota que rebota en la pared y regresa al agente que la lanzó. Si la pared es el futuro, hay algo en él que rechaza activamente "la pelota", o sea, la acción lanzadora causal del agente deseante. Esa reacción no es atribuible al presente sino al futuro, ya que en el presente no se la desea. Así lo venidero utiliza al presente como un pasado siendo un pretexto para imponerle su voluntad futura. Cuando hay humanos por medio, las cosas son siempre así. ¿Y en los mundos animal y vegetal? También, pero más oscuramente porque sus procesos son largos y lentos. La Evolución no resulta de un deseo, sino de la respuesta que el futuro le da. Es imprescindible desear algo previamente para que el futuro pueda actuar. La lentitud del mundo mineral es tan desmesurada que escapa de las expectativas humanas, pero eso no impide que el deseo exista también en estado latente. Parcialmente, este razonamiento se dirige a la conclusión de que existir es desear, cualquiera sea la forma de existencia de los seres y cosas; pero principalmente se dirige hacia la conclusión de que “la Realidad está siempre en el futuro". Pues todo lo presente y pasado es siempre provisional, y está a la espera de su realidad futura. Y así en todos los casos. Esto equivale a decir que nada se consuma ni se consume en su estado actual, sino que es pretexto para realidades posteriores. El hecho de que desconocidas fuerzas futuras estén actuando en el presente es sumamente consolador para quienes queremos un futuro mejor. Pero es también desolador para quienes quieren conseguir éxitos inmediatos. ¿Se sabe qué cosa es el “Éxito"? El “Éxito" es un espejismo que se va alejando conforme nos vamos acercando a él. Todo depende de la ambición que cada cual tenga. Si la esperanza de un ser es pobre, su éxito será ridículo; pero hay quien solamente con eso se conforma. Las vidas humanas cuando son conformistas parecen grotescas. Claro, porque no saben que reencarnan y no dan continuidad al conjunto de las futuras vidas. Solamente si ensamblan sus infinitas existencias en una "Inmortalidad por etapas" pueden conjeturar si van teniendo éxito. Lo realmente importante para que "las fuerzas futuras" estén actuando en el presente es que podemos asumirlas y hacerlas nuestras, reconociéndonos así "Habitantes del Futuro" que hemos venido a vivir y cumplir misiones en estos ridículos pasados arcaicos. Son varios y diversos los niveles de la voluntad. A primera vista queremos lo que nos apetece, pero ésta es la voluntad de la fisiología corporal. Más profundo es el nivel de la conveniencia, típicamente inteligente. Más alto aún es el nivel del deber, cuya inteligencia no es mensurable por ninguna escala técnica, pero que encarna una de las supremas cumbres de la Sabiduría. En último y soberano lugar está la voluntad de identificarnos con el Misterio. Esa voluntad de identificación nos embarca en una aventura infinita cuyo recorrido no es predecible ni en próximos años, porque no es una simple cuestión de tiempo lineal sino de otra realidad que está fuera de ese tipo de Tiempo. En el Misterio se halla el lenguaje de los dioses y es por esto que la Divinidad que nos habita no parece coordinada con nuestras otras voluntades, sino que actúa con autonomía en nuestro favor, pero desde unas alturas y profundidades que no nos es dado comprender con las mentes que ahora tenemos. Algunos sabios orientales nos previenen de que las oraciones que elevemos a los dioses "puedan ser atendidas", pues en muchos casos no Les estamos pidiendo lo que realmente nos conviene sino nuestra propia desdicha. La orografía de la Realidad es infinitamente más complicada que la del país más montañoso, y los puntos cardinales a los que queremos dirigirnos no están casi nunca donde creemos y nos parece están. Esto no implica ni significa que debamos atenernos a ninguna "resignación absoluta", porque los dioses que nos habitan y nosotros mismos “una y misma cosa somos” en dos distintos niveles de percepción y comprensión y, como consecuencia, los dioses nos comunican Sus acciones y lo que parecen omisiones respecto a lo que Les rogamos hagan. La formula correcta en este caso es: "atenernos primero a lo que ya nos han concedido y tener la certeza de que el resto nos será dado por añadidura, pero en la forma y manera en la que los dioses saben que más nos conviene". La voluntad del cuerpo no es buena consejera. Ni incluso lo es la voluntad social del cerebro, que es una asociación de intereses teñidos de humanos psicologismos y que se contraponen a nuestra conveniencia y deber. El buen consejero no se enfada ni se crispa cuando parece que los dioses no atiendan nuestras oraciones, sino que nos aconseja cumplir con nuestro deber y desentendernos de los resultados. Quien hace lo que debe tiene ya suficiente, porque cumplir con el deber conlleva la gratificación propia. Hay obras que necesitan siglos para ser consideradas. Y aunque humanamente nos resulte raro y extraño que "no sean rápida e inmediatamente apreciadas" no por eso dejarán de serlo en su justo y oportuno momento. Y no considerarlo así sería un acto de baja soberbia. Todo buen hacer será premiado cuando deba serlo; y todo lo mal hecho será castigado a su debido tiempo. Entretanto, debemos tener la paciencia de los Inmortales con los humanos y demás seres efímeros. Bueno, "seres efímeros" no existen más que como usual y coloquial forma de lenguaje, pues todos los seres estamos embarcados en la Inmortalidad por etapas de la Eternidad, reencarnación tras reencarnación, en una lentísima evolución de formas. Hace millones de años fuimos peces y anfibios; y en todos los casos ya éramos nosotros con otra mentalidad y otros usos y costumbres, pero esencialmente fuimos quienes somos; y dentro de millones de años tendremos otros cuerpos, pero seguiremos siendo nosotros. La Aventura Infinita es un hecho de la consciencia en cualquier clase de cuerpo que nos encontremos, y es nuestra consciencia perceptiva y comprensiva la que nos es obligatorio desarrollar incesantemente y eternamente. Los animales y humanos son hermanos nuestros atrasados, y en sus retrasos sufren toda clase de inconveniencias en sus vidas. Las plantas, en cambio, son "un maravilloso estado vital" que todavía no nos es dado comprender. Antes de ser animales fuimos plantas. Pero por qué abandonamos el Reino Verde para pasar al Reino Rojo, no nos será revelado hasta que la misteriosa voluntad del supremo nivel no lo decida. Mientras ese momento llega hay que vivir, trabajar y alcanzar cimas cada vez más altas para nuestras personales consciencias. * * *
Poseemos una memoria periférica cerebral que puede perderse por deterioro progresivo de las neuronas, o por algún trauma o golpe que altere al delicado equilibrio sináptico, en cuyo caso se produce la amnesia. Ciertas enfermedades, como el Alzheimer, producen el deterioro citado en el primer caso, como también el abuso de drogas alucinógenas, por lo cual cabe deducir que la memoria periférica o episódica es una estructura sináptica cerebral que graba datos de la percepción sensorial, y se pierde al morir o al deteriorarse el cerebro. Pero suponer que la memoria total se reduce a la memoria episódica o periférica es una falacia científica que no tiene en cuenta la memoria orgánica de las células y los tejidos, ni los comportamientos innatos y complejos de los seres de cada especie biológica. Para que un hígado pueda producirse es necesario que exista en el organismo una memoria celular que recuerde cómo se hace un hígado. Y esto mismo es aplicable para todos los demás órganos. Los comportamientos innatos y complejos, tienen una mayor necesidad de memoria profunda, pues se trata de coordinaciones funcionales de órganos. En "Biología" hay un inmenso vacío entre las moléculas orgánicas y los órganos, que no llena ni puede llenar la vacua palabrería actual de los hombres de ciencia. En cambio, con la memoria profunda todo esto tiene claras e incontestables respuestas. Únicamente las religiones monoteístas se oponen a que puedan ser difundidas y conocidas, pues de serlo quedarían en evidencia las falsedades "creacionistas". Por
la memoria profunda podemos reencarnar y volver a vivir después
de cada muerte, pues ella es un tipo de estructura inmaterial que
se apoya en una determinada clase de organización material. No podrían existir polígonos ni poliedros si no hubiera soportes materiales en los que poder trazar el diseño. Tampoco podría existir ningún tipo de consciencia sin un soporte físico. Si Dios fuera una piedra, entonces existiría; pero si no es ni siquiera una piedra ni una nube, ni un vaho de vapor, ni algo incluso más tenue y sutil, entonces no existe. Dios Es. Creemos en la existencia de la Espiritualidad, pero sabemos que no puede existir Espiritualidad sin Materialidad. A su vez, la Materia es otro misterio, pero esto no nos impide manipularla como otra incógnita. Tenemos muchas ecuaciones matemáticas y físicas que todavía no han sido resueltas, y tal vez no lo sean nunca, pero esto no nos impide estudiarlas y tratar de resolverlas. Por su memoria profunda saben volar los pájaros, nadar los peces y formarse células y órganos; nosotros sabemos hacer lo que hacemos e intentamos saber y conocer más, pues la memoria profunda no es solamente un conjunto de recuerdos, sino también un complejo de deseos. La evolución biológica y la evolución mineral, no tiene más razón de ser que la insatisfacción que produce la vida con sus incontables fallos y limitaciones, siendo la muerte el acicate para volver a reencarnar y vivir otra vez, pero en condiciones menos insatisfactorias. Una y otra vez ocurre lo mismo, pero afortunadamente se vuelve a nacer o a existir sin memoria episódica o periférica, ya que si los seres recordáramos los infinitos fracasos que hemos vivido no volveríamos jamás a reencarnar. El olvido episódico es una excelente cosa. Por algo que vale la pena recordar hay miles de cosas que es preferible olvidar. El olvido es una higiene necesaria. Existen innumerables misterios, pero son clasificables en tantos grupos como parámetros tiene el conocimiento y posibilidades de conocer existen. Pero es incorrecto reducir las posibilidades de conocimiento a los sentidos perceptivos del cuerpo - vista, oído, etc., - pues para la gran mayoría de los misterios no disponemos de órganos sensoriales. Pero sí disponemos de imaginación y órganos mentales de percepción. La Lógica es uno de éstos, pues se trata de la resonancia entre varios órdenes de cosas cuyos objetos se correlacionan. Es bien conocida la nunca exacta correlación entre Matemática y Física que no nos permite tener un conocimiento total, pero sí una aproximación. En tales casos es la imaginación la que debe aportar cierto relleno de la diferencia. Uno de los casos más evidentes es la inexactitud del número Pi, que en el Antiguo Egipto era sustituido por la exacta relación diferencial entre el cuadrado inscrito en diagonal medial en otro cuadrado. La Lógica Imaginativa nos permite sortear las diferencias entre Cálculo y Realidad que existen en los tipos de teorías. Una teoría es una afirmación con inexactitudes que se mantiene hasta que otra teoría menos imprecisa la desplaza. Pero en ninguno de los casos podemos tener certeza de lo afirmado. En cambio, la Lógica Imaginativa no deja lugar a duda, ya que no afirma sino que muestra una convicción que carece de todo interés en ser demostrada, pues se trata de ideas personales e íntimas que no necesitan ser compartidas. La Lógica Imaginativa es peligrosa cuando no se dispone de suficiente autocrítica y causa desconfianza con respecto a las propias capacidades mentales, ya que entonces cae en el mismo error y defecto de todas las teorías. La mayor equivocación es afirmar: "el misterio está resuelto"; es entonces cuando se da la espalda al misterio, y éste comienza a diluirse en la incógnita. El misterio existe siempre aunque nos admita en su seno. Actuar desde el misterio es como actuar desde el interior de una compleja máquina cuyo mecanismo no se conoce ni comprende, utilizándola como instrumento. La más íntima y perfecta máquina que poseemos es la mente, y la segunda e intrincada máquina que utilizamos como instrumento es el cuerpo, cuya complejidad es poco conocida y comprendida. A partir de esos dos misterios de base lo demás sólo pueden ser Teorías y/o Lógicas Imaginativas cuya razón de ser no es la Verdad, sino un aquietamiento subjetivo de la curiosidad. Ni los animales, ni plantas ni minerales, necesitan basar sus vidas en verdades, sino que lo suyo es vivir de hechos, y en esto consiste la Verdad-Justicia. Más allá de lo humano hay una especie de "involución" o "regresión" hacia lo vegetal, no en sentido vegetativo sino en sentido vital, para seguidamente tomar otro camino evolutivo psico-mental. La relación entre las plantas pasa por el Sol. Su punto de apoyo es la Tierra, pero los dos extremos de su palanca están fuera de la Tierra: uno en el Sol y otro en el cielo, de modo que su interrelación es inmensamente lejana, y a la vez intensamente próxima. "Cielo" es todo. La Tierra es un átomo en el cielo; como el cerebro lo es en el planeta. Somos "condensaciones de cielo" y a la vez "condensaciones de Sol". Desde estos dos puntos de partida debemos evolucionar hacia un Nosotros Mismos que está en la Tierra pero que no es de la Tierra. Debemos evolucionar hacia nosotros mismos. Y en la medida que evolucionemos nos encontraremos cada cual a sí mismo y a los demás. El más importante de los milagros que pueden ocurrirnos en cada vida es reencontrarnos con amados amigos de vidas anteriores. Como al morir perdemos el cuerpo, malogramos con él también el temperamento de la personalidad y el carácter de la misma. La personalidad se compone de dos elementos: el carácter, que está constituido por factores mentales permanentes y el temperamento, compuesto por factores somáticos o del cuerpo, que van variando con la edad. La continuidad del ego de cada individuo a lo largo de toda su vida se debe a que su carácter es siempre el mismo. El carácter es como un sello indeleble o una marca que podemos reconocer a través de muchas y variables apariencias. "Genio y figura desde la cuna hasta la sepultura". El carácter no se pierde con la amnesia ni con enfermedades como el Alzheimer, por más modificaciones que nos produzcan las circunstancias de la vida. Lo que debemos reconocer en los amigos es su carácter. Y desentendernos totalmente de sus temperamentos y personalidades. Esto nos aconseja profundizar en el estudio de las varias tipologías humanas, desechando lo episódico y reteniendo lo fundamental. ¿Y cómo se hace eso? Estudiando y analizando a fondo el lenguaje fáctico de las personas durante el mayor tiempo posible, o sea, su lenguaje de los hechos, las conductas, comportamientos, los rasgos típicos, que hace a cada persona diferente y única. Las
apariencias estorban y engañan. El cuerpo, el sexo, la estructura
corporal, sus circunstancias sociológicas, o sea, lo que llaman
"datos", pero no "características", son
detalles insignificantes a descartar. Pero deben ser tenidas en cuenta
las influencias dominantes del temperamento sobre el carácter
y la personalidad resultante. Hechos considerados "poco importantes"
tienen en estos casos muchos significados premonitorios respecto al
sujeto en cuestión, Esto tiene sentido si se tiene comprobado el hecho universal de la reencarnación, caso contrario sería como construir un enorme castillo en un arenal. Lo mismo ocurre estudiando Matemáticas sin haber antes comprobado si existen o no "Ciencias Exactas". Las Matemáticas son llamadas "Ciencias Exactas", pero sin la mayor propiedad, pues no hay nada tan inexacto cuando se ha de utilizar el número “pi” o una serie interminable de decimales. El estudio meta-científico y lógico de la reencarnación es complejo, pero posible y relativamente fácil, porque va en paralelo con las demás leyes físicas que no han sido todavía suficientemente estudiadas, tales como la Ciclicidad Fenomenológica, la Anatomía Mental del Psiquismo, la Fisiología Mental, la naturaleza verdadera del Tiempo y la Fuerza de Arrastre - no "atrayente" - de la Gravedad. Todo está lleno de misterios, siendo los más importantes aquellos que afectan directamente la vida total de las "personas" o "máscaras" que somos. En griego, la palabra "persona" significa "máscara", en tanto que para decir "rostro" emplean la palabra "prosopos". Cada uno es para sí mismo el Gran Desconocido pues su realidad está en lo invisible que es. Lo invisible que somos es la esencia del Tiempo. Somos Cambio y Movimiento, en la misma forma que los son las estatuas. Lo que cambia y se mueve es el entorno, los lugares en que están en el decurso de los siglos y la gente que las contempla, además de las trayectorias que siguen la Tierra y el Sistema Solar. Nunca estamos dos veces en el mismo lugar, ni somos dos veces exactamente iguales a nosotros mismos. Nuestra realidad es Cambio y Movimiento dentro de una órbita que nos mantiene siendo nosotros mismos, como las estatuas que son siempre ellas, quienquiera las mira y sea cual fuere el lugar en que se encuentren. Identificarnos con el Tiempo no es sólo ser Hijos Eternos suyos sino también ser nosotros el Tiempo mismo. Es por esto que todos los Calendarios son descripciones de nuestro íntimo modo de ser, de las peripecias que nos tocan vivir y en las que intervenimos activamente. Es importante darnos cuenta lo antes posible de que no es el paso del tiempo quien nos moldea, sino que somos nosotros quienes moldeamos el paso del tiempo. Y ello es así porque no hay vida sin Tiempo, pero tampoco Tiempo sin vida. La importancia de identificar la Vida con el Tiempo es tan alta que es un absurdo que vence al imposible creer que "antes de nosotros" existiera algún Tiempo y que "después de nosotros" pueda existir algún Tiempo. Sin consciencia no existe Realidad. Quienes afirman que la realidad es exterior e independiente de la consciencia nos odian. Pero en el odio tienen su castigo, pues están afirmando que la realidad es exterior e independiente de ellos. Hay un hecho innegable: Quien está a punto de morir puede asustarse pero no tener ninguna certeza de que "está muerto". La muerte es, pues, un pre-juicio consensuado por quienes no creen que son inmortales ni esperan serlo, de los cuales ninguno tiene la certeza de haber muerto; lo cual es una afirmación sin base comprobable por experiencia personal directa. "La gente muere", es evidente, pero ¿qué es lo que se muere de la gente? Hay en la humanidad un craso error que no existe ni en los animales ni en las plantas: la superstición de la muerte. Cuando un animal siente estar extremadamente mal se duerme. Y eso es un sueño pero no "una muerte". Para el animal la muerte no existe. Por eso los animales reencarnan con toda naturalidad y no se plantean que han reencarnado. Para no creer en la reencarnación es necesario ser mucho menos inteligentes que los animales. Único caso y excepción que solamente ocurre entre los seres humanos, una especie tan paranoica que ha llegado a creer que es lo más importante que puede llegar a existir. Y, sin embargo, están seguros que van a morir. Debe ser una importancia modesta. Tonterías sobre la muerte no hay que buscarlas en ningún otro planeta ni en ninguna otra especie biológica, pues son exclusivas de estos humanos en perpetuo estado de primates. Es que tienen sus cosas, todas más o menos tontas, desde luego. Lo que no tienen es tiempo. Tienen relojes. Según ellos, "el tiempo es lo que miden los relojes". Y el mar es lo que miden los peces. Los relojes están en el seno del Tiempo, como los peces están en el seno del mar. Los relojes son construidos; funcionan un tiempo; cuando dejan de funcionar se tiran. Es decir: el Tiempo mide a los relojes, pero los relojes no miden el Tiempo. Lo importante no es saber qué es lo que nos mide, sino qué es lo que medimos nosotros. El camino de la consciencia es siempre ascendente, porque es el camino de la Vida eternamente evolutiva hacia la sublime perfección de lo imperfecto. La consciencia nunca se degrada pero puede abandonar un soporte somático y posarse en otro de la misma especie. El Alma puede durar muchas generaciones pero no es eterna; lo único eterno es el Yo del Espíritu. Todos los yoes que no son el Yo del Espíritu son egos del cuerpo o del alma o de cualquier otra entidad cambiante y efímera. Pues el Yo del Espíritu es la Deidad que habita en sus portadores sucesivos a lo largo de los siglos, y son Yoes Eternos. Los dioses que nos habitan sólo piden de nosotros fidelidad. Siendo cada hombre fiel a su Dios y al Dios de todos los dioses, va recorriendo en Vida consciente los siglos y las Civilizaciones como infinitas pilastras de un solo y mismo puente. Lo secundario, accesorio y anecdótico se olvida, pero recordamos eternamente lo esencial de cada aprendizaje vital. Vivimos nuestras reencarnaciones como vivencias, no como historietas corpóreas novelables, pues lo que nos interesa de la Vida es su Eternidad, su infinitud. Todo lo soñado e imaginado lo hemos vivido en el pasado o en el futuro, pues el Tiempo es Uno Consigo Mismo, no es divisible ni fragmentario, como el volumen del espacio no lo es tampoco, aunque pretendan ponerle barreras en su seno, siempre efímeras y que acaban siendo barridas por el caudal espacial del Tiempo. Para conocer los dioses es necesario tener consciencia del psiquismo, siendo necesario saber de lo conocido en cada civilización pretérita y futura. Los diamantes no se pierden, mudan de manos. Tampoco los grandes conocimientos caen en el olvido sino que cambian de Civilización. Cada civilización es un tipo de mentalidad diferente, sus contenidos dinámicos son siempre los mismos, más o menos intensos en unos casos que en otros no dependiendo de los cuerpos sino de la sabiduría de las mentes. Cuando la Sabiduría se siente acosada por los egoísmos y las astucias, emprende el vuelo hacia otra cultura, y la civilización abandonada se desmorona. No es inteligente ser egoísta ni astuto, pues la ruina se cierne sobre quienes lo son. Y ocurre así porque la mayor inteligencia son la bondad y la inocencia. Las
instituciones viejas lo saben y fingen ignorarlo, pero de tan mala
manera que solamente engañan a los tontos fanáticos
de su propia feligresía, Tampoco la bondad puede aprenderse, ni la inocencia. Los relatos de Vidas Ejemplares pueden enseñarnos a fingir pero no a ser ejemplos vivientes. Podemos medirnos a nosotros mismos en lo que somos y en lo que podemos venir-a-ser. Venir-a-ser es el gran anhelo que cada cual tiene, y en la naturaleza, modo y medida que tenga su gran ambición. Si su "gran ambición" es materialista no llegará a poseer jamás ni este planeta, ni este universo, ni esta realidad. Si su Gran Ambición es la de ser un Dios Excelso, YA LO ES. Nos conviene ser contemporáneos de todos los tiempos. Y así todo lo consideraremos normal y simple, sin que nos extrañe nada. Descolocarse respecto a una época es no comprenderla, pasar por ella como no habiendo existido, dilapidar experiencias en inútiles olvidos, atornillarnos a la muerte aferrados a los momentos efímeros. En resumen: no ser Inmortales. Hay momentos desagradables que deben ser olvidados; pero no hay vida que no merezca ser aprehendida por la Sabiduría y retenida en la Memoria Profunda. Como las plantas recuerdan el Periodo Geológico Secundario millones de años después, nuestras vidas retienen en su seno profundo los exuberantes pasados de las monstruosas vidas biológicas anteriores, atenuadas en estos momentos por la reconfortante brisa civilizadora del cada vez más profundo futuro. Somos habitantes del extremo futuro, pero contemporáneos de todas las épocas, testigos olvidadizos de lo episódico, pero retenedores de lo esencial. Las rocas son nuestras hermanas; los indestructibles cielos nuestras moradas; los siglos son parpadeos de nuestros ojos y los milenios pequeños momentos en el camino de nuestros pasos eternamente andariegos hacia el Gran Ideal. Las grandezas del pasado fueron pequeñas demostraciones de las maravillas futuras que nos aguardan en tiempos que también sobrepasaremos. "Siempre Adelante" es la consigna. Hay épocas bajas – evidentemente - y épocas altas, que tampoco pueden retenernos, pues todas pertenecen al polvo de nuestras sandalias. ¿Lloraremos por nuestros fracasos? ¿Verteremos lágrimas por las sequedades del árido suelo? ¿Cansaremos a nuestros Espíritus con quejas de las miserias que no son nuestras sino del desgraciado mundo que pisamos? No ha de ser nuestro estilo. Altezas y bajezas son cosas del paisaje, - no nuestras -, pero todo avanzar es nuestro, por colinas y valles, por desiertos y praderas, por páramos y vergeles, por infiernos y por cielos de gloria, por esperanzas y por desesperaciones, por caminos de decadencia y caminos emergentes. Siempre adelante es la consigna, cualquiera sea el lugar feliz o infeliz en el que nos hallemos. Somos contemporáneos de todas las épocas, pero no habitantes de ninguna de ellas. Nuestra Patria es todo, Nuestro hogar está en todas partes. Nuestro destino se nutre de todas las raíces, y aun así nuestros Espíritus son eternamente libres. El oro y las gemas pretenden retenernos, pero la Joya Inmortal de incalculable valor es nuestro corazón, el motor que nos hace avanzar, incluso por los desiertos. -
“Aunque camine por el Valle de Sombras de Muerte no temeré Hermosos y admirables son los caminos de los dioses, incluso a través de las tinieblas del desierto. Los desiertos serán como tengan la desdicha de ser; pero en las peores desolaciones hay excelentes caminos que podemos recorrer por la gloria del Imperio, caminos inhóspitos, tal vez, pero caminos de conquista de nosotros mismos y de los mundos por donde vamos pasando. Quien se conquista a sí mismo ha conquistado todos los Universos. Porque en nosotros está todo lo que somos y lo que hacemos. Pues nos poseemos en el hacer. Y nos da igual y lo mismo los aparentes fracasos que los fingidos éxitos, pues todo es triunfo para quienes ponemos nuestras vidas enteras en el empeño de conseguirlo. Todo gran incendio empieza por una pequeña chispa. La pequeña chispa brota misteriosamente de algún choque. Vivir es empezar a tener enfrentamientos con el entorno, con lo semejante y lo diferente, iniciar un conflicto con la vida. Rechazar el pasado, tener claro que el Destino es Futuro, confiar en la Aventura, ser y no ser a la vez y en el mismo sentido, contradecirse como corresponde a los rebeldes, madurar sin fosilizarse, hundir la mente en el misterio de las cosas, anhelar con tal furia al Imposible que no tenga más opción que dejarse conquistar o rendirse a nuestro deseo, crear un Mundo y fundarlo antes de que su posibilidad desaparezca y ser una chispa vital. No es con humildad y resignación como se crean Mundos; pero conviene ser más humildes y transformar la resignación en esperanza demorada en su cumplimiento hasta el día olvidado e inesperado. Para que se produzca un incendio espiritual, social y político, algo tiene que arder y consumirse en los altares del Futuro, para con las cenizas poder abonar nuevos campos ubérrimos para los espíritus, sus mentes y cuerpos. Si todo estuviera bien no habría por qué mejorarlo; pero al estar afortunadamente mal es un magnífico pretexto hecho a nuestra medida para eliminar este mundo y cambiar su razón de ser por la nuestra. A los hombres les da igual cualquier cosa que haya ocurrido antes de que ellos nacieran, y lo que ocurra después de morir. Incluso los que creen firmemente en la reencarnación, no tienen ni idea de en qué sitio van a reencarnar ni cuándo. La reencarnación es lo políticamente más correcto que puede existir, porque "la pena de muerte" pasa a ser "la alegría del renacimiento" y la vida mortal se convierte en Vida Eterna por etapas, con todo lo que eso supone en cuestión de herencias, ya que cada cual se hereda a sí mismo Conservad vuestros cuerpos el mayor tiempo posible, pues con la mente son dos de vuestros principales instrumentos. "El mayor tiempo posible" es lo que cada cual quiera sea y depende del propósito que se desee conseguir. Si lo que quieres lograr es poco, tu cuerpo vivirá unos años. Si lo que quieres conseguir es lo que desea todo el mundo, tu cuerpo vivirá lo que viva tu generación. Si lo que quieres alcanzar es sumamente importante, nadie puede saber cuántos años vivirá tu cuerpo pues "sumamente Importante" se ha hecho poco en este planeta. Empieza por pensar eso. Una vez te des cuenta de que este mundo se ha hecho a la medida de la gente, no se te ocurra hacer algo semejante, pues tu cuerpo moriría. Entonces, ¿qué hacer? Debes hacer lo mejor de lo mejor, algo que no se le haya ocurrido a nadie: vencer al imposible. Eso no es difícil ni fácil, sino imposible, o sea, algo que no se ha hecho nunca, pero que se puede hacer si se sabe cómo hacerlo. Una vez informado, no tiene ninguna dificultad, pero hay que molestarse en hacerlo, porque si no se hace sigue siendo imposible. Esto es una profunda verdad. Hay otras verdades pero son iguales de absurdas. La vida tiene su razón de ser y su finalidad. Sin razón de ser, la vida no se produce. Y sin finalidad, es como si no se hubiera producido. Para que una vida valga la pena vivirla es necesario que sirva para algo más importante que ella misma. Tenemos el caso de las cosas comestibles y el de las incomestibles. Las comestibles nos nutren. Las incomestibles no se comen, y debe buscárseles otra utilidad, tal como la de hacer ladrillos, mesas y sillas, colchones, ordenadores, teléfonos, etc., lo que requiere observación y experimentación. Después de estos procesos llamados científicos, la gente no los valora y hacen como que carecen de importancia por pertenecer a su vida cotidiana. Pero el tema de esta Sagrada Revelación, es que debéis conservar vuestros cuerpos - vivos se entiende - el mayor tiempo posible, teniendo en cuenta que se trata de un instrumento que sirve para hacer cosas materiales o inmateriales que se han de manifestar en alguna forma. Lo que no se debe hacer con ningún instrumento es dejarlo en su estuche sin usarlo nunca o utilizarlo para alguna función que no sea la suya propia. Si vuestros cuerpos no tuvieran cerebros en sus cráneos, entonces daría todo lo mismo. Pero al tenerlo, deben ser utilizados inteligentemente al servicio de la mente, es decir, de las funciones intelectuales, tal como trabajos de conocimiento y artísticos, inventos, etc. Cada caminante recorre su propio camino, pero es vitalmente importante tener buenos compañeros en los sucesivos episodios de la vida. Algunos durarán más, otros menos, pues no todos los itinerarios coinciden exactamente; pero en lo que respecta a cada uno, la mejor virtud debe ser la fidelidad a la amistad porque esa es la que nos concede el mejor premio que podamos tener en la vida. Llegamos a poseer lo que hemos conseguido meritoriamente a lo largo de la vida, y cuanto más pronto lo consigamos tanto mejor; pero las posibilidades de merecer más no se agotan nunca, ya que depende de la honestidad que cada cual ofrezca a sus compañeros en el camino. El sentido dinámico de la vida nos permite estar alerta con respecto a las bondades de las personas que vamos conociendo en el camino, que pueden ser nuevos compañeros y compañeras en la senda que vamos recorriendo y que nunca terminará ni aunque aparentemente muramos; las bondades no son nunca muy perceptibles, pues casi siempre las ocultamos en nuestro interior como nuestros mejores tesoros y, en cambio, lo que mostramos es una apariencia normal, aceptable para todo tipo de ambientes; todos hacemos lo mismo. Por esto es de suma importancia estar conscientes y descubrir cuanto antes quienes merecen nuestra amistad. En este asunto no importa equivocarse y ser engañado, porque quienes pierden son los que nos engañan y traicionan, ya que son los que malgastan algo más importante que todos los tesoros de la tierra: la verdadera amistad. Cada cosa tiene el valor que se cree descubrir en ella, pero en esta valoración no hacemos más que descubrir cómo es realmente. Quien valora lo innoble, está evidenciando serlo, y eso es observable y puede saberse estando atento. Quien valora la nobleza está evidenciando ser noble y digno de toda amistad. Nos conviene ser amigos de honestas e inteligentes personas. O sea, que eso de la igualdad es un cuento que no creyó ni la Revolución Francesa, y mucho menos el cristianismo que fue quien la inventó. De "iguales" nada, sino que cada quién es según sus obras. Y esto lo sabe perfectamente el corazón cuando está alerta. En otros tiempos no se podía apreciar y valorar más que al "próximo", los que estaban físicamente cerca, pero ahora con las comunicaciones globales se puede apreciar y valorar a quienes vivan en las antípodas, prestando atención a lo que nos dicen y escriben. Por tanto, el compañerismo no es cuestión de proximidad física sino espiritual. Aunque si la proximidad física acompaña la proximidad espiritual, miel sobre hojuelas. El Sagrado triple lema es: Amor-Armonía-Belleza; y la sombra de la Sagrada Trinidad es: Inteligencia-Honestidad-Riqueza. Con la muerte como compañera caminamos todos los días de nuestras vidas. Invisible pero cercana, la muerte nos acompaña en todos los pasos que damos y los momentos que vivimos, Serena y feliz de ser nuestra amiga, en paz y felices de verla o sentirla a nuestro lado. Pues la Muerte y la Vida son una misma cosa entrañable y adorable. Lejos de nosotros sean y estén las tristezas de los mortales que odian la muerte como su peor desgracia; lejos sean y estén de nosotros, los miserables que reducen la vida a un efímero momento que dicen y creen perder continuamente; lejos sean y estén, los tristes, los amargados, los crédulos que creen en una sola vida mortal en este planeta; lejos de nosotros para siempre sean y estén los materialistas fosilizados en la falta total de Esperanza, Fe y Amor. La poesía de la Vida es poesía de la Ganancia, no "poesía de la Pérdida", no tristeza en renglones cortos, no pesadumbre y desdicha, no y nunca "vejez del espíritu", ni compadecerse a sí mismo, ni dependencia eterna de la fortaleza del cuerpo ni de su decrepitud, pues la poesía de la Vida es Inmortalidad, Gozo y Señorío sobre los eventos, sabiduría de permanencia y dominio sobre la vida del cuerpo en el Amor a los dioses. La Vida se encuentra en la consciencia, y ella está en todas partes: en el cuerpo y en el ambiente, en el mundo y en los mundos, en el Universo y en los Universos, en todos los pasados y en todos los futuros, eternamente y para siempre. La Muerte es una bella diosa sonriente que nos enseña amable y constantemente que Ella es Primavera y nunca un esqueleto; que está SIEMPRE en la vida y nunca en lo que llaman "la muerte", pues esa es solamente la huella de nuestro paso. Con la Muerte como compañera caminamos por todas las vidas y los mundos hacia las Eternidades que somos desde el misterio de la Nada que nos dio el ser: Isis, la Gran Madre, la Toda-Dádiva, la que nos acuna en Su regazo todas las vidas. La vida corporal es un osario disimulado, pero la Vida real es la Gloria que se nos muestra a los Espíritus desde la consciencia. Lo que se siente y se percibe es la Vida; y lo que no, es eso que llamamos "la muerte", que no es realidad sino escombros. Adoraremos eternamente a Osiris, el Ser Eterno que reina sobre el Tiempo, Dios y Señor de la Muerte y de la Vida, del que las estrellas son Indestructible Trono de Su Rostro, Adoración y Gloria, Belleza y Amor. La Consciencia es el Sueño Eterno de Amor de la pareja divina, Isis y Osiris; los dioses son y somos los reflejos de ese sueño infinito en grandeza y eterno en duración: alegría, éxtasis y bendición. ”Belleza Suprema, Armonía Suprema, ¡Oh, Muerte! ¡Oh, Vida! Tú nos enseñas a conocer nuestra Eternidad en perfecto equilibrio y heroísmo sereno. Tú, La que nos engrandeces, nos aminoras, nos restauras, y nos hace vivir vida tras vida en soledad y en compañía, en esperanza y en desconsuelo, en las cien mil formas y modos que tiene la Vida siempre viviente. Te
adoramos ¡Oh, Muerte-Vida! y Te adoraremos cada vez y en los
momentos supremos en los que Tu Silencio o Tu Palabra traiga a nosotros
Tu Reinado Inmortal y Eterno. Enséñanos a Amarte, ¡Oh
Muerte!, como nos enseñas a Amarte, ¡Oh Vida!” No escribáis con la cabeza ni con el corazón, escribid desde el Misterio que sois. Las palabras y las frases se forman por sí solas, como hacen las plantas y las flores en el campo, manifestándose como el secreto que son de la Nada y del Vacío, saliendo a la luz desde las profundas tinieblas. No
se trata de hacer obras de arte sino de plasmarlas bajo la luz del
Sol y las estrellas; de plasmarse uno a sí mismo en pensamientos
o en colores y formas, o en las tres dimensiones de la escultura o
en las cuatro dimensiones Sólo lo auténtico es inmortal. Pasan las centurias como caen las gotas de lluvia, como corren las aguas del río, como pasa el viento por los árboles, como los pájaros vuelan; los siglos y los días, las lunas, los sueños y las praderas; pasan las vidas, pero la Vida continúa en su eterno avanzar, indiferente a todas las palabras de elogio o reproche, absorta en sí, auténtica y verdadera, serena y luchadora, venciéndose siempre a sí misma. Contra toda esperanza de lógica las improbabilidades triunfan, dominan, se imponen, ocupan todos los huecos del Destino, cumplen y culminan sus objetivos siempre Más Allá de todos, pues no hay perfección sino la Sublime Perfección de lo Imperfecto. No la circunferencia sino la espiral inagotable; el círculo que está siempre abierto, que abraza al afuera y al adentro, a lo pasado y a lo futuro, al fugaz y efímero instante llamado "presente", a la esperanza y a la desesperación, al lograr, al renunciar, al poseer, al regalar, el Círculo que abre sus brazos al recién llegado y le ofrece la copa rebosante de su propio Destino. El
Tres, el Supremo Tres, es siempre el número perfecto, El número
siempre inacabado, El que pone su totalidad al servicio del siguiente,
como hace el peldaño en la escalera, perfecto en sí
mismo y en la espera No hay Método, pero sí hay Orden Metódico, Orden y Caos en armonía, como el Bien y el Mal, respetuosos y equivalentes, Orden Caótico y Caos Ordenado, Previsión y Sorpresa, Cambio Incesante y Permanencia. No hay Método, porque el Método es cada uno. El peldaño de arriba no es más importante que el de abajo; el peldaño de abajo tampoco es más necesario que el de arriba. Todos son igualmente trascendentes en la Ascensión Infinita de la Vida para que la Consciencia llegue a estar atenta a sí misma en su oscura subida desde la Nada al Ser, desde Isis a Osiris. Isis no existe, in-existe, porque es la Gran Madre Naturaleza, la Toda-Dádiva; en los Augustos Misterios se ha hecho toda seres, toda hijos, sin reservarse para Sí Misma ni un grano de trigo sobre el que decir: Yo y Mío. Y por eso es la Madre que todos adoramos. Isis es la Nada, el Cero, origen de todos los números, como Osiris es el Ser, el Uno, infinitamente dividido, potencia primal y, por ello, Padre de todos. Pasan los tiempos y surgen dioses nuevos y falsos, a imitación de Isis y Osiris y dioses nuevos verdaderos, hijos de Isis y Osiris en Su sueño de Amor que es el Consciente. Consciencia es el destello del Amor Divino de Isis y Osiris, la cons-ciencia de ese Augusto Amor, y en Ella vivimos todos. La
Cons-ciencia del Amor es gloriosa y terrible, Hórica y Séthica,
Síntesis y Análisis, la que une y separa. Seth nos analiza y aparta a los indignos. Horus nos sintetiza, uniéndonos en equipos orgánicos, para que la Vida y la Consciencia prosigan su Ascensión Infinita. Ra está en el cielo, como los pájaros, aunque más alto; es el Rey de los pájaros, pero también es una Bola de Fuego, es el Pájaro de Fuego. Esta es una lógica que no entiende la mente de los mortales. Stravinsky lo intuyó en su inmortal poema musical. Lo que entiende la mente de los mortales es cosa de risa. Y hacemos bien, porque escribir para subdesarrollados es igual que escribir para simios. Posiblemente haya algunos que puedan entender este Lenguaje pero lo más probable es que tengamos que esperar dos o tres centurias. Y eso que Ra, nuestro Padre el Sol que está en los cielos, sigue siendo el mismo de siempre, inundando con Sus rayos divinos la superficie terrestre para dar vida al Reino Verde de las plantas y árboles, el único que en este planeta agradece la luz que recibe. Bienaventurados los ricos de Espíritu porque de ellos son el cielo y la Tierra desde siempre y para siempre. Cuando in-existíamos en el seno de la Nada, "lo Imposible” se convirtió en necesario, y “lo Posible” se redujo a Cero. Los Universos son ilusiones de imposibilidad y por eso sus seres son efímeros. El hecho de que lo Posible se haya reducido a Cero hace que todos los seres, cosas y situaciones sean efímeros, al ser ilusiones de Imposibilidad. Es a causa de las ilusiones de imposibilidad por las que nosotros existimos. Nuestra manifestación es real, porque es la existencia de la Nada consciente de su propia inexistencia. Ninguna teología ha llegado jamás tan lejos para explicar la existencia de su dios o dioses, reconociéndolos objetivamente inexistentes para que puedan ser subjetivamente existentes. Nada existe, pero nuestras consciencias tienen existencia. Parecen ser y lo son, efímeras como un parpadeo en una visión continua. Sabemos que no existimos, y al saberlo somos. Benditos somos por sabernos Hijos de Isis, de la Nada, del Cero. Horus es nuestro nombre compartido. Consciencia es el encuentro con nuestro Nombre. Toda luz y tiniebla viven armonizadas en nosotros. No hay conflicto en nuestras vidas porque hemos hecho la Paz entre la sangre mortal y la Sangre Luminosa. Somos el Inestable Equilibrio en busca eterna de la Armonía. Necesitamos
siglos, milenios y eternidades para buscarnos y encontrarnos con nosotros
mismos, pues ninguna vida, por más que dure en el tiempo, será
jamás suficiente. Entre el Ser y el No-Ser cabe un término medio, como entre cada dos orillas cabe un puente. Lo que importa son los puentes. En este altar comienzan los puentes a las estrellas. Amar lo inexistente es amar de verdad. Que lo inexistente nos ame, es ser amados de verdad. Porque la Nada nos ama existe la Vida. Porque amamos la Nada existen los Universos. Ser es resultado del Amor. La Nada no es agradable. El Ser tampoco. Lo agradable es ser amados y amarnos. No me ames por mi apariencia, ámame porque soy Espíritu. Los Espíritus no mueren, ni se alejan; se vuelven invisibles para hacerse visibles en otros cuerpos. Dondequiera que tú vayas yo iré contigo, porque la Consciencia es tu Dios y Señor y es mi Dios y Señor; y tú y yo una misma y única cosa en dos cuerpos diferentes. Nuestros cuerpos no se atraerán uno al otro ni nos alejarán el uno del otro, pues son instrumentos esclavos que utilizamos y vestimos; Yo te amo y Tú me amas, y ésa es la única razón de nuestro Amor. Tú eres muchos y una sola persona; Yo soy muchos y una sola persona. Y no es necesario "elegirnos" sino que es suficiente “re-encontrarnos”. Los Espíritus no se "encuentran" pues son eternos sino que se “re-encuentran” una y otra vez en las Vidas. Soberbios
y deslumbrantes son los caminos de los dioses; bellos, hermosos y
dignos de admiración, incluso a través de las tinieblas
del Infinito, más allá de la Luz, en la Eternidad. F I N
OTRAS REFERENCIAS SOBRE TEMAN, TIERRA Y ORIGEN DE JEHOVÁ.- “Fue
Dios con el niño, que creció y habitó en el desierto,
y de mayor fue arquero. Habitó en el desierto de Farán
y su madre tomó para él mujer de la tierra de Egipto”.
(Génesis 21:20-21). “Así
dice Yavé de los ejércitos: ¿No hay sabiduría
en Temán?” (Jeremías 49:7). Autor:
D. Salvador Navarro Zamorano |
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